Año 13, número 609
Luis-Fernando Valdés
El panorama del
nuevo año no es tan alentador: desde las amenazas de Trump, el “gasolinazo” en
México, las crisis sociales en América Latina, hasta la difícil paz en Siria. ¿Cómo
encontrar algún motivo de esperanza, para celebrar alegremente el día de Reyes?
1. Cuando “empoderamos” a un panorama
sombrío. Es verdad que hay una gran problemática social, provocada en parte
por la crisis económica internacional, y que se refleja en migraciones,
desabasto, pobreza. Pero quizá somos nosotros los que le damos una “sobrevaloración”
a estas situaciones.
Sin negar esta
dura realidad, es importante aclarar que los problemas tienen dos aspectos. Uno
es objetivo, que se nota en los efectos que producen (en este caso, las
carestías económicas, por ejemplo).
Y el otro aspecto
es de tipo personal, que es la reacción interior ante las dificultades. Un
sabio escritor decía: el “problema” no es la situación difícil, sino que el
problema es el “el modo en que vemos” esa dificultad (Covey, 1994: “the problem
is the way we see the problem”).
2. Fe religiosa: otro modo de ver la misma
realidad. Si nos fijamos en esa dimensión personal de los problemas, es
decir, en el modo cómo los enfocamos, entonces entendemos que son importantes
los medios que nos ayudan a visualizar la realidad de manera más serena.
En este sentido,
las creencias religiosas nos ayudan mucho. No se trata de buscar consuelos
fáciles ni de evadirse de la realidad (como sostenía Marx: “la religión es el
opio del pueblo”). Más bien, se trata de descubrir la realidad profunda que nos
ayuda a encontrar sentido a las dificultades.
3. Un corazón que anhela encontrar sentido.
En esta línea, en su reciente homilía
de la Epifanía, el Papa Francisco comentó el texto bíblico de los Magos de
oriente que se dejaron guiar por una estrella para encontrar al Niño Dios, y
señaló que ellos “reflejan la imagen de todos los hombres que en su vida no han
dejado que se les anestesie el corazón”.
El Papa se refiere
a esa búsqueda interior de cada persona, que no se deja “anestesiar” ni por las
comodidades ni por el miedo a las dificultades. Esa deseo interior de encontrar
el sentido a la vida es la “nostalgia de Dios”, ese anhelo interior de
descubrir a Alguien más grande que nuestros problemas.
4. Una fe que supera las dificultades. En
esa homilía el Papa nos exhorta a no dejarnos paralizar por el pesimismo: “La
santa nostalgia de Dios nos permite tener los ojos abiertos frente a todos los
intentos reductivos y empobrecedores de la vida. La santa nostalgia de Dios es
la memoria creyente que se rebela frente a tantos profetas de desventura”.
Francisco también nos
invita a hacer posible un mundo mejor: “La nostalgia de Dios nos saca de
nuestros encierros deterministas, esos que nos llevan a pensar que nada puede
cambiar. La nostalgia de Dios es la actitud que rompe aburridos conformismos e
impulsa a comprometernos por ese cambio que anhelamos y necesitamos.”
Este 2017
necesitará nuestro esfuerzo para afrontar dificultades sociales y económicas (y,
posiblemente, también crisis personales y familiares). Y la fe religiosa, como
meditar la Biblia o rezar, sin duda podrá ser un gran medio para sacar –desde
nuestro interior– un mejor “modo de ver” y así las dificultades nunca tendrán
la última palabra. Así siempre tendremos motivos para celebrar la fiesta de
Reyes.
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