Año 12, número 605
Luis-Fernando Valdés
La sociedad actual
vive amenazada por la oscuridad del desempleo, la violencia y la indiferencia. Las
medidas políticas y económicas para revertir esta situación no bastan, porque
se necesita erradicar la maldad del interior del hombre. ¿Qué otras soluciones
se necesitan?
El arte y la belleza sanarán las heridas del corazón del hombre de hoy. |
1. Un grave problema social. Las
diversas crisis que asolan a la sociedad afectan no solo la economía o la
seguridad de las familias, sino que generan un clima de miedo y sobre todo de
falta de esperanza. Y una sociedad sin esperanza se torna oscura.
Ya en 2009,
Benedicto XVI había denunciado un fenómeno social que hoy es todavía más
intenso: “el debilitamiento de la esperanza, una cierta desconfianza en las
relaciones humanas en la que aumentan los signos de resignación, de agresividad
y de desesperación”.
2. La belleza como respuesta a la crisis
social. Ante esas crisis sociales, junto con el gobierno y las
instituciones civiles, los ciudadanos deben ser también responsables del cambio
y, entre ellos, los artistas juegan un papel muy importante, porque la belleza
es capaz de transformar a lo seres humanos.
Esta es la gran intuición
del Papa Francisco, expresada en un mensaje enviado a los miembros de las
Academias Pontificias. El Pontífice nos recuerda que los artistas son testigos
de esperanza para la humanidad. Y por eso los invita a cuidar de la belleza, ya
que “la belleza sanará tantas heridas del alma y del corazón del hombre de
nuestro tiempo” (Radio
Vaticana, 6 dic. 2016)
3. Para sanar la maldad del corazón humano.
La larga experiencia histórica enseña que cuando el ser humano se deja
llevar por la indiferencia y la maldad, la mente humana es capaz de ingeniar
los métodos más eficaces y crueles para destruir a las demás personas, como los
campos de concentración o las armas de destrucción masiva.
Para hacer
enfrentar a esa triste realidad, Francisco retomó una reflexión de su encíclica
‘Laudato si’, e invitó a “prestar atención a la belleza y amarla nos ayuda a
salir del pragmatismo utilitario”, pues “cuando no se aprende a pararse a
apreciar y admirar las cosas bellas, no es extraño que todo se transforme en
objeto de uso y de abuso sin escrúpulos”.
Por eso, Francisco
en su mensaje apunta a una solución que realmente puede curar el interior
herido de las personas que hacen el mal. Se trata de la belleza en todas sus manifestaciones,
como el arte, la música, el cine, etc.
4. Una
“chispa de esperanza”. Como la belleza es una solución clave, el Papa se
dirige a los artistas, especialmente aquellos que son creyentes, y les recuerda
que tienen una tarea importante: “crear obras de arte que lleven pequeñas
chispas de esperanza y de confianza a los lugares en que la gente parece
rendirse a la indiferencia y la maldad”.
El Pontífice les
pide a los arquitectos y pintores, escultores y músicos, fotógrafos y poetas, y
a los artistas de cada disciplina, que hagan “brillar la belleza, sobre todo
donde la oscuridad o los tonos grises dominan la vida cotidiana”. Se trata de
ofrecer ámbitos donde podamos contemplar la realidad con una nueva mirada que
sepa descubrir lo bueno y lo valioso.
El reto no es solo
para los profesionales del arte, sino para todos, porque para devolver el
anhelo de vivir a toda una sociedad, para buscar una esperanza verdadera, todos
debemos reconstruir nuestro interior, dejar la malicia y la indiferencia, para
retomar los valores verdaderos. Y en esto, el arte y la belleza son un
“medicamento” eficaz.
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