Año 12, número 592
Luis-Fernando Valdés
Francisco decreta
una reforma más en la Curia romana. ¿Es solo una estrategia para reducir la
pesada burocracia vaticana? ¿Qué busca de fondo el Papa con esta medida?
Francisco y el Card. Turkson, Prefecto del nuevo Dicterio para el Servicio del Desarrollo Integral. (Foto de archivo: es.radiovaticana.va / Reuters) |
1. La cuarta reforma de la Curia romana.
Desde el inicio mismo de su pontificado, Francisco anunció reformas en la Curia
romana. Después de crear una comisión de cardenales, conocida como “C9” (por el
número de purpurados que la integran, el Papa ha hecho ya cuatro importantes
reformas.
La primera de
ellas fue creación de la Secretaría de Economía, que unificó todos los entes
financieros de la Santa Sede. La segunda fue la Secretaría de Comunicación, que
centraliza y unifica los diversos órganos de comunicación del Vaticano (periódico,
radio, tv e internet). La tercera fue la recientemente creada Congregación
de Vida, Familia y Laicos.
Ahora, el
Pontífice creó (con fecha del 17 de agosto pasado) el nuevo Dicasterio para el
Servicio del Desarrollo Humano Integral. En este nuevo organismo confluirán,
desde el 1 de enero de 2017, las competencias de cuatro Consejos Pontificios: a)
el Consejo Pontificio Justicia y Paz, b) el Consejo Pontificio “Cor unum”, c) el
Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y d) el
Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. (Cfr. E.
Piqué, La Nación, 31 ago. 2016)
2. Con la mira en
las “periferias existenciales”. En el motu
proprio que decreta la creación de este Dicasterio, indica que este
organismo tiene como finalidad promover “el desarrollo humano integral a la luz
del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia” (art. 1,2).
El Dicasterio buscará
atender a las personas marginadas, que se encuentran en lo que Francisco llama
“periferias”, pues sus competencias abarcarán todo lo que tiene que ver con “las
migraciones, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y
las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los
encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud
y de tortura” (art. 3,2).
3. Un nuevo modelo colaboración. La
versatilidad para atender estas necesidades humanas es una nota importante del
nuevo Dicasterio. Por ejemplo, el Papa se encargará “ad tempus” personalmente
de la sección que se ocupará los inmigrantes (art. 1,4).
Otro aspecto que
muestra la apertura para buscar soluciones a los problemas actuales, es que los
estatutos del organismo prevén una solución inédita: que fieles laicos puedan
ocupar los puestos de Secretario y Subsecretario (art. 2,1).
Los fieles laicos que
trabajen en el Dicasterio pueden provenir “de las diversas partes del mundo”,
porque así “se refleja el carácter universal de la Iglesia” (art. 2,2). Podemos
añadir, que esta regla facilitará que se elijan a las personas con mayor
cualificación para atender la compleja problemática que enfrentará el
organismo.
¿Para qué esta
reforma? Estos cambios en el organismo central de gobierno de la Iglesia Católica
tienen como objetivo poner en práctica uno de los mensajes centrales de este
Pontificado: ayudar de manera concreta y directa las “periferias existenciales”.
Además, estos
cambios en la Curia manifiestan una visión muy rica de la Iglesia Católica,
como una comunión de pastores y fieles laicos de todo el mundo, comprometidos
en la misma misión y, por tanto, con la misma responsabilidad de ayudar a los
migrantes, a los enfermos, los marginados…
y a toda persona excluida. ¡Una gran visión solidaria está detrás de
esta cuarta reforma!
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