Año 11, número 554
Luis-Fernando Valdés
En estos días de
festejos navideños, recibimos felicitaciones tanto de tipo religioso (“feliz
Navidad”) como cívico (“happy Holidays”). ¿Esto es señal de tolerancia y
apertura? ¿o es signo de descristianización?
Navidad cristiana: nace Jesús, Dios hecho hombre. (Foto: obrerofiel.com) |
1. Origen de la fiesta cristiana. La
Navidad cristiana tiene como sentido celebrar el nacimiento de Jesús de
Nazaret, quien es reconocido como Dios hecho hombre, por parte de los fieles
cristianos (tanto católicos como ortodoxos, reformados, anglicanos y
evangélicos).
La fecha fue
tomada del calendario de los romanos, que celebraban el 25 de diciembre la
fiesta del “Natalis Solis Invicti” o Nacimiento del Sol invicto, asociada al
nacimiento de Apolo. Ese mismo día 25 de
diciembre fue considerado también como día del solsticio de invierno, y llamado
“bruma”, por los romanos.
Los cristianos,
que convivían con los devotos de la religión imperial romana, supieron darle un
sentido nuevo, pues tomaron el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de
Jesucristo, a quien consideraban el verdadero Sol, que trae la Luz de la
Palabra de Dios y de la verdad religiosa sobre Dios, el hombre y el mundo.
2. La Navidad cristiana siempre ha
convivido con fiestas de otras tradiciones. En torno al solsticio de invierno,
la mayoría de las culturas del mundo han celebrado el renacimiento del año en
lo que se refiere a la vida-muerte-renacimiento de las deidades o nuevos
comienzos. (Wikipedia; ¿Qué es el Solsticio de Verano?).
Los primeros
cristianos convivían también con el festival romano llamado “Saturnalia”, en
honor a Saturno, que duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de
invierno. Con motivo de esta celebración, los romanos posponían todos los
negocios y guerras, hacían intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a
sus esclavos. Como se ve, estas tradiciones se asemejan a los actuales festejos
cristianos de la Navidad.
3. La secularización de la Navidad. La
presencia cristiana en un mundo global, lleva a compartir la Navidad con los
demás seres humanos, sin imponerles nada a la fuerza. El problema surge más
bien, cuando la Navidad se ha convertido en una temporada comercial, para
estimular la economía de consumo. En este caso, se pone el acento en comprar
regalos y se deja de lado el motivo religioso.
Además, en algunos
países de tradición cristiana, la secularización de la Navidad a llegado por el
deseo de igualdad de todas las religiones. Para evitar discriminaciones y
conflictos, recientemente a la época navideña se le denomina genéricamente
“temporada de fiestas”, para incluir la fiesta judía de Jánuca y de la fiesta
cultural afroamericano de Kwanzaa.
Y, por eso, a
nombre de la tolerancia y de la convivencia, en las dependencias oficiales de
muchos países occidentales, se prohíbe decir “feliz Navidad” (que es sólo
cristiana) y se sustituye por un “Happy Holidays”.
4. Convivencia e identidad. Como ya
vimos, el cristianismo desde el inicio ha celebrado la Navidad en armonía con
las demás tradiciones religiosas, sin necesidad de vaciar de sentido religioso
nuestra fiesta.
Para convivir con
las demás religiones y con los no creyentes, no es necesario que los cristianos
dejemos de afirmar que creemos en Jesucristo, al que confesamos Dios y ser
humano. Nuestra fe –lejos de llevarnos a rechazar o atacar a los que no
comparten nuestras creencias– nos invita a desearles con sinceridad amor y paz.
Por eso, desear un
“feliz Navidad”, equivale a decir: que el Nacimiento de Jesús te llene de paz,
porque es Dios con nosotros, y Él nos invita a valorarnos y respetarnos
mutuamente, aunque no creamos en lo mismo.
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