Año 11, número 552
Luis-Fernando Valdés
La continua crisis
humanitaria en África (hambruna, guerras, epidemias…) está atrapada entre las
ayudas solo paliativas y el silencio de sus verdaderas causas. Es una especie
de hipocresía que le impide salir adelante. ¿Cómo superar esta tragedia?
Con tristeza el Papa comprobó que en Africa Central, muchos niños mueren por falta de recursos en los hospitales. (FOTO: Reuters: La Nación) |
1. Necesidad de una voz autorizada. Quizá
la peor calamidad, que le puede suceder a un país con grandes problemas
sociales, es que su tragedia no sea conocida en el resto del mundo. La cultura
contemporánea está acostumbrada a reaccionar, sólo cuando un problema es
noticia.
Por eso, era muy
importante que el Papa visitara ese Continente y que manifestara con claridad
ante la opinión pública mundial los terribles conflictos que hunden a tantos
países de esa zona ya que “gran parte de lo que ha dicho el Papa Francisco se
refiere a todo el África” (Mons. Napier, cardenal de Durban, Sudáfrica: News.va).
2. Un Continente explotado. En la conferencia
de prensa, durante el vuelo de regreso a Roma, Francisco denunció que
“África es mártir de la explotación” y que “ha sido víctima de otras
potencias”. Se trata de palabras muy fuertes, que desafían la geopolítica
europea de los siglos XIX a XXI.
Afirmó el Papa con
fuerza que hay países desarrollados que “solo buscan adueñarse de las grandes
riquezas de África”, pero que “no piensan en ayudar a que crezcan los países, a
que todos puedan trabajar”.
También el Santo
Padre expuso que el actual sistema económico tiene como centro al “dios
dinero”, y que en mucho lugares “hemos caído en la idolatría del dinero”. Como
contraste, habló de su dolor al visitar un hospital en Bangui (África Central),
donde muchos niños enfermos morirían irremediablemente por malaria o de hambre.
Por eso, advirtió, “si la humanidad no cambia, continuarán las miserias, las
tragedias, las guerras, los niños que mueren de hambre, la injusticia.”
3. El SIDA y el preservativo. Francisco
suele ser muy claro para ir a la raíz de los problemas, sin dejarse impresionar
por las posibles soluciones, cuando éstas son periféricas. Un periodista alemán
le preguntó por la posibilidad de que la Iglesia autorizara el uso del
preservativo para combatir el SIDA en África.
Francisco fue a la
raíz del asunto, y contestó que, aunque esa solución causa perplejidad a la
moral católica, “esto no es el problema”, ya que el problema es más grande. “La
desnutrición, la explotación, el trabajo esclavo, la falta de agua potable:
estos son los problemas”.
Y explicó su modo
de sentir: “no me gusta ir a reflexiones tan casuísticas cuando la gente muere
por falta de agua o por hambre”. En esa línea comparó el uso del preservativo
como “usar una tirita” [una ‘curita’] para intentar sanar una gran herida.
4. El negocio de la guerra. Francisco
fue también muy claro para denunciar las raíces de los conflictos bélicos.
Explicó que “las guerras vienen por ambición”, que “son una industria” utilizada
por algunas naciones para salir sus crisis financieras.
Después el Papa
hizo un fuerte cuestionamiento: “La guerra es un negocio: un negocio de armas.
Los terroristas, ¿fabrican ellos las armas? … ¿Quién les da las armas para
hacer la guerra? Hay allí toda una red de intereses... donde está el dinero o
el poder”. Y sentenció: “las guerras son un pecado, destruyen a la humanidad,
son causa de explotación, de tráfico de personas, de muchas cosas. Se deben
parar.”
El Papa argentino
se ha convertido en la nueva “voz de los que no tienen voz”. Y en África nos dio
una gran lección: denunciar las verdaderas causas de los problemas sociales,
como la ambición económica.
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