Luis-Fernando Valdés
En medio de días
complicados para nuestro País y para tantas regiones de América Latina y del
mundo, el Santo Padre celebra a la Virgen de Guadalupe en la Basílica de San
Pedro. Francisco nos envía un mensaje de esperanza, mediante signos. ¿Sabes
cuáles son?
Por primera vez en
la historia, un Papa latinoamericano celebró la Misa de la Virgen de Guadalupe,
en la Basílica de San Pedro en Roma. La Eucaristía fue celebrada en castellano
(en esta basílica ordinariamente las ceremonias son en latín o en italiano) y
se utilizaron los cantos de la “Misa criolla”.
La música
compuesta en Argentina para festejar a la Virgen aparecida en México, en el
corazón de la Iglesia católica, son gestos con un alto significado para mantener
la esperanza de paz en todo el mundo.
El acontecimiento
guadalupano constituye la apertura del cristianismo más allá de las culturas
europeas, y el enraizamiento de la fe en nuevas lenguas, nuevas historias y
nuevas sensibilidades, como las de los tlaxcaltecas, mexicas, etc.
La Virgen morena,
que habló con Juan Diego en náhuatl y que lleva un códice en su vestido, representa
que el cristianismo tiene la capacidad de dar sentido a cada momento de la
historia, sin tener que quedarse atado a una época y a un lugar determinados.
La “Misa criolla”
fue compuesta por el argentino Ariel Ramírez en los años 60, cuando el Concilio
Vaticano II busca una reforma litúrgica que, fiel a la tradición, pudiera
ayudar a los cristianos de hoy.
Así surgió esta obra
musical que sigue los textos litúrgicos que se utilizan en la Eucaristía, con
ritmos musicales folclóricos argentinos. El arte logró interpretar y expresar
la profundidad de la búsqueda y el deseo del Concilio.
Sobre estos dos
signos, resulta muy acertada la observación
del sacerdote bonaerense, Fabian Báez: “La Misa Criolla del extremo sur de
América Latina, la fiesta de la Virgen de Guadalupe, de su extremo norte, ambos
como polos que unen y contienen a toda la región. Un encuentro de la fe, la
historia y el arte de Latinoamérica celebrados en Roma, en el corazón de eso
que llamamos Occidente. Como si quisiera decir el Papa a todo el mundo que
América Latina, ‘el continente de la esperanza’ empezara a ser para el mundo
una luz hacia la cual hay que mirar…”
En su homilía,
el Santo Padre afirmó que “América Latina es el continente de la esperanza”,
también “porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen
tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación,
desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo
con alegría esperanzadora”.
El Pontífice
explicó que este desarrollo que armoniza la fe religiosa y progreso humano
tiene su fundamento que el hecho de que “la Santa Madre de Dios no sólo visitó
a estos pueblos sino que quiso quedarse con ellos… Por eso, nosotros, hoy aquí,
podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida
de los pueblos latinoamericanos.”
Así como en el s.
XVI la apertura de todo un pueblo a la fe religiosa cristiana logró pacificar
la aún revuelta Tenochtitlan, muchos esperamos que también nuestro continente
alcance la paz, mediante el redescubrimiento de un “algo más allá” supere la
violencia, la explotación y la pobreza.
Hoy día, América
Latina es un continente plural en cuanto a la diversidad de confesiones
religiosas y de opciones políticas, pero la respuesta de cada uno a su fe
seguirá siendo el motor de cambio para conseguir la paz.
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