Año 10, número 470
Luis-Fernando Valdés
Su Santidad
Francisco elevará a los altares a Pablo VI, un Papa controvertido que ha
influido mucho en los pontífices recientes. ¿Qué significado hay atrás de esta
canonización?
El pasado 9 de
mayo, el Santo Padre aprobó el decreto por el que se reconoce un milagro
atribuido a Giovanni Battista Montini (1897-1978). Se trata de la curación
científicamente inexplicable de un bebé californiano [ver].
Y se anunció que
la beatificación de Pablo VI se llevará a cabo el 19 de octubre, durante el
Sínodo de obispos que discutirá el doctrina católica sobre la familia en el
mundo de hoy. (Ver
decreto)
Este evento
eclesial es rico en significados, pero apunta hacia uno muy específico: la
revaloración de la visión cristiana de la vida y la familia en el contexto de
la sociedad contemporánea, en la que conviven visiones opuestas a la vida y al
matrimonio entendido como la unión para siempre de un hombre con una mujer,
abiertos a la vida.
En efecto, el Papa
Montini es un personaje lleno de significado, pues fue el Pontífice que dirigió
tres sesiones del Concilio Vaticano II y luego guió su puesta en práctica; su
visión de la economía y la justicia social ha sido retomada por Benedicto XVI
en la “Cáritas in veritate” (2009) y por Francisco en la “Evangelii Gaudium”
(2013).
Pero lo que el
Papa argentino está remarcando es que Pablo VI en 1968 publicó la encíclica
“Humanae vitae” (HV), en la que defiende la apertura del matrimonio a la vida,
y en la que rechaza cualquier medio anticonceptivo artificial.
Para la redacción
de este documento, el Papa Montini escuchó a sus colaboradores, incluidos los
que opinaban que la Iglesia debía declarar obsoleto el rechazo a los
anticonceptivos. Y con gran valor publicó la encíclica, que –inesperadamente–
fue contestada por no pocos teólogos y obispos.
Esta doctrina
sobre la apertura a la vida fue ratificada por Juan Pablo II (en el “Catecismo
de la Iglesia Católica”, 1992 y la “Evangelium vitae”, 1995), y por Benedicto XVI
(en el “Compendio” del Catecismo, 2005).
Sin embargo, no
pocos han especulado recientemente que el Papa Bergoglio va a cambiar esta
doctrina, con motivo del Sínodo sobre la Familia. Pero más bien se llevarán una
sorpresa, porque el Santo Padre ha retomado la enseñanza de la HV a la que ha
añadido el matiz de la “misericordia”.
El vaticanista,
Sandro Magister, señala que la resulta clave la declaración de Francisco al diario
italiano, “Corriere della Sera” del 5 de marzo pasado, sobre la interpretación
de la HV. (Chiesa, 1 mayo 2014)
El Papa afirmó que “el propio
Pablo VI, hacia el final, recomendaba a los confesores mucha misericordia y
atención a las situaciones concretas. Pero su genialidad fue profética, pues
tuvo el coraje de ir contra la mayoría, de defender la disciplina moral, de
aplicar un freno cultural, de oponerse al neomalthusianismo presente y futuro.”
Y explicó también en que
consiste esa misericordia: “El tema no es cambiar la doctrina, sino ir a fondo
y asegurarse de que la pastoral tenga en cuenta las situaciones de cada persona
y lo que esa persona puede hacer”.
En esas palabras podemos ver
un autorretrato del Papa jesuita: el valor de ir contra la opinión de la
mayoría para anunciar el mensaje de Jesucristo sobre el matrimonio y la vida.
La beatificación de Pablo VI
será como el icono del programa de pastoral familiar de Francisco: hay que ir a
las periferias de los matrimonios en problemas y guiarlos hacia el modelo
cristiano de familia, en la medida que su situación real –sin falsa excusas– lo
permita.
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