domingo, 7 de octubre de 2012

Hildegard: medieval, creyente y científica


Año 8, número 388
Luis-Fernando Valdés

Seguramente el encabezado de hoy resulta curioso, casi contradictorio. ¿Cómo es posible que en la Europa cristiana del s. XII haya existido una mujer dedicada… a la ciencia médica? Se trata de Hildergad von Bingen, a quien hoy mismo Benedicto XVI proclamará “Doctora de la Iglesia”.

Hildegard von Bingen,
Doctora de la Iglesia Católica
La imagen que solemos tener hoy sobre la época medieval es negativa: que –por influencia directa de la Iglesia Católica– las mujeres estaban relegadas a un segundo plano, y que la Inquisición reprimía los pensadores que cultivaban la ciencia experimental.

Pero todo estudioso serio sabe que esos prejuicios no corresponden a la realidad, y hoy el Santo Padre, al distinguir a Santa Hildegard como Doctora, proclama a los cuatro puntos cardinales que la Fe católica valora tanto el papel de la mujer como el desarrollo de las ciencias.

La vida de Hildegard es impresionante e interesante. Nació el 16 de septiembre 1098 en Bermersheim, (Renania-Palatinado, Alemania) y falleció el 17 de septiembre 1179 en el monasterio de Rupertsberg, en Bingen. Fue abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es conocida como la “Sibila del Rin” y como “Profetisa teutónica”. [Wikipedia; R. Vargas Rubio, Hildegarda de Bingen: Ser mujer en la Edad Media]

Siendo mujer, realizó cuatro viajes de predicación, entre 1158 y 1171. Su discursos giraron en torno a la redención, la conversión y la reforma del clero, criticando duramente la corrupción eclesiástica, además de oponerse firmemente a los cátaros, que minusvaloraban a las mujeres.

Además, esta monja alemana intervino en política, cuando Federico Barbarroja se enfrentó al Papa Alejandro III. El emperador había puesto a un “antipapa”, Víctor IV, y a la muerte de éste impuso a otros dos: Pascual III y Calixto III.

Con la audacia que caracteriza a todo profeta, escribió al emperador estas palabras de parte de Dios: “¡Atento, atento a esta malvada conducta de los impíos que me desprecian! ¡Escucha, rey, si quieres vivir! ¡De lo contrario mi espada te traspasará!” [Benedicto XVI, Audiencia 8.IX.2010]

Entre los años 1151 y 1158 elaboró sus escritos de medicina. Adelantándose a la homeopatía y a las flores de Bach, al describir plantas, animales, piedras, Hildegarda se detiene en las cualidades y en su propiedad curativa, ya que el uso del elemento en que se halle la cualidad faltante a la persona enferma restablecerá el equilibrio perdido y le devolverá la salud. [A. Fraboschi, Hildegarda de Bingen, esa gran desconocida]

La vida de esta nueva Doctora es la prueba de que la cultura cristiana fue el lugar favorable para que una mujer talentosa pudiera desarrollar la música, la medicina, la teología y se hiciera escuchar por los poderosos.

Benedicto XVI se inspiró precisamente en ella para declarar que “la teología puede recibir una contribución peculiar de las mujeres, porque ellas son capaces de hablar de Dios y de los misterios de la fe con su peculiar inteligencia y sensibilidad”. [Benedicto XVI, Audiencia 8.IX.2010]

Hildegard von Bingen resulta un modelo atractivo e inspirador para el feminismo de hoy, porque supo integrar las distintas facetas de su vida en un único proyecto de vida. Algunos feminismos contemporáneas propone que las mujeres ocupen un solo rol, que antes era exclusivo de los varones. Pero esos movimientos no siempre son una buena opción para las mujeres que desean desarrollar tanto la vida familiar como la profesional.

Hacen falta nuevos modelos de mujeres de nuestra época, que también sepan hacer compatible los diversos ámbitos de la vida de hoy: la fe, la maternidad y la familia, el compromiso social, las exigencias de la vida política o de la empresa.

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