Año 8, número 381
Luis-Fernando Valdés
El grupo ruso de
rock “Pussy riot” ha saltado a la fama por enfrentarse al Presidente Putin.
Recientemente fueron condenadas sus integrantes a dos años de prisión por
protestar dentro de la Catedral ortodoxa. Y la opinión pública mundial se alzó
contra el gobierno ruso. Sin embargo, ¿sabrán los manifestantes lo que está de
fondo?
Quizá ni al más
experto guionista se le hubiera ocurrido una historia de intriga tan
complicada, en la que se mezclan el Presidente de Rusia, la Iglesia ortodoxa,
un grupo de rock, movimientos feministas y la opinión pública mundial.
Las integrantes del grupo rock, al momento de escuchar la sentencia. |
Los medios no
paran de publicar las protestas de importantes artistas. Paul McCartney,
Madonna, Björk, Sting, Red Hot Chili Peppers, entre otros, manifestaron su
rechazo a la sentencia, y exigieron libertad de expresión. Pero un apoyo de
esta magnitud puede hacer que la opinión pública internacional considere a
estas cantantes unas “mártires de la libertad”, sin cuestionar cuáles fueron
los hechos.
De la noche a la
mañana este grupo ruso se hizo mundialmente famoso. Pero, ¿quiénes son
realmente las “Pussy riot”? Se trata de Nadezhda Tolokonnikova, de 22 años;
Maria Alyokhina, de 24; y Yekaterina Samutsevich, de 30.
El periodista de
AP, Mansur Mirovalev, explica que este conjunto es “musicalmente precario”,
pues toda su obra se reduce a seis canciones y cinco videos. “Con una grabación
precaria y un canto compuesto de repeticiones y alaridos, las cantantes
feministas fueron desestimadas por muchos críticos y oyentes por considerarlas
no profesionales, provocadoras y obscenas”. Sin embargo, esos videos fueron el
detonador del movimiento de protesta contra la reelección de Vladimir
Putin. [Terra.com, 18.VIII.2012]
Las cantantes
fueron arrestadas en marzo después de irrumpir encapuchadas en la Catedral
ortodoxa de Moscú, durante una Misa. “Virgen María, echa a Putin”, cantaron estas
mujeres mientras se desprendían de sus ropas hasta bailar en ropa interior y
tocar la guitarra. [Notimex, 17.VIII.2012]
La juez Marina
Syrova dijo en su veredicto que las acusadas “cometieron vandalismo motivadas
por su intolerancia religiosa”, ofendiendo a muchos creyentes. Rechazó los
argumentos de la defensa de que las artistas estaban protestando por el apoyo
de la Iglesia ortodoxa a Putin y que su intención no era herir los sentimientos
de los creyentes. [Milenio.com, 18.VIII.2012]
¿Qué está en
juego? Hay dos derechos humanos que corren el riesgo de ser contrapuestos. Por
una parte, el derecho de libertad de expresión y, por otra, el respeto a las
creencias religiosas.
Todo mundo tiene
derecho a dar a conocer su opinión sobre sus gobernantes, pero al manifestar
sus convicciones políticas las chicas de “Pussy riot”, atropellaron la
religión, pues profanaron un templo, interrumpieron el culto e hirieron la
sensibilidad de los creyentes con la
letra de su canción.
No defiendo al
Premier ruso ni la política de la Iglesia ortodoxa, pero las cantantes le
dieron argumentos a Putin para encerrarlas, pues sí cometieron un delito contra
la religión. Desde el punto de vista jurídico no hay nada que objetar, aunque
esta sentencia parecería una venganza política, que utiliza a la religión como
pretexto.
Las protestas
internacionales claramente apuntan al Presidente reelecto, pero pagan un precio
muy caro, el de atropellar el derecho al culto, y el de apoyar la falta de respeto
hacia los gobernantes y jerarcas religiosos.
¿Pueden ser icono
de la libertad de expresión unas personas que para defender un derecho humano
atropellan otro? ¿Más que mártires, no serán más bien la carne de cañón utilizada
por los opositores de Putin?
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