Año 8, número 352.
Luis-Fernando Valdés
El gobierno de
Sudáfrica negó la apertura de tres canales de tv, porque incluían programas
pornográficos. Según el organismo regulador, esta negativa se basa en que la
pornografía atenta contra la dignidad del sexo femenino. Nos encontramos en una
encrucijada de la cultura contemporánea: ¿es compatible la difusión de la
pornografía con la dignidad de las mujeres?
Portal de "Rapid TV News", donde se publicó que Sudáfrica se oponía a la pornografía. |
El organismo encargado
de las comunicaciones en Sudáfrica, Icasa, rechazó la solicitud de la
plataforma de televisión por satélite “On Digital Media” para lanzar tres
canales de pornografía, entre ellos Playboy Europa, porque va contra la
dignidad de la mujer. Según RapidTVNews, la entidad indicó que la dignidad de
la mujer está por encima del derecho a la libertad de expresión y de los
espectadores a tener acceso a ciertos contenidos en televisión. [Noticia en: RapidTVNews][Noticia en: Aciprensa]
Esta noticia ha
sido celebrada por el Instituto de Política Familiar, que calificó la decisión
de Icasa como “valiente” y “socialmente responsable”, porque pone la salud y el
bienestar de las familias por encima del lucro de las televisoras. [Noticia
en: elmundo.es]
En efecto, “la pornografía no es arte, sino explotación sexual”, como
explica el filósofo español Jaime Nubiola. Y expone documentadamente que “no sólo
la pornografía es consumida principalmente por varones, sino que las películas
pornográficas para varones incluyen elementos y temas sistemáticamente
ofensivos y degradantes para las mujeres: las mujeres suelen ser presentadas
explícita o de una manera implícita como esclavos sexuales” (J. Nubiola, “La
batalla de la pornografía en la cultura actual”).
Hoy día,
prácticamente todos estamos de acuerdo en la dignidad y el valor de las
mujeres, y nos resulta inaceptable que sean discriminadas y, peor aún, que sean
maltratadas. Sin embargo, es curioso que el tema de la explotación sexual sea
poco protestado.
Cuando la
pornografía se considera como un derecho a la auto-erotización, necesariamente
se atropella a la mujer. Se le hace objeto comercial, se le reduce a un aspecto
libidinoso, y en miles de casos, se obliga a las niñas y a las jóvenes a
exponer su cuerpo. ¿Acaso su dignidad cesa, cuando un varón tiene deseos de
mirar imágenes obscenas?
Nadie en su sano
juicio puede afirmar que las mujeres pueden ser explotadas así por el mercado
de la pornografía, para que otras personas puedan disfrutar de su “derecho” al
erotismo. Ni aunque una mujer renuncie a su dignidad a cambio de dinero, jamás se puede afirmar que otro tiene derecho
a convertirla en objeto, en instrumento, para obtener placer. ¿Por qué los
feminismos no han dado esta batalla?
Quien cree en la
democracia, sabe que este sistema se funda en los derechos humanos. Y estos
derechos son naturales –no son negociables–, porque se basan en una realidad
inmutable e irrenunciable, a la que llamamos “dignidad humana”.
Por el contrario,
el que defiende la pornografía, da por hecho que la dignidad de la mujer no es
absoluta, sino que depende de otros factores, como el comercio o el egoísmo. De
igual manera, los que propagan pornografía, clasifican a las mujeres en dos:
las que son explotables por ser pobres, y las que no lo son. ¿No esto demasiado
denigrante?
Es el momento de
desenmascarar el ethos actual, que a nombre del comercio da prioridad al
egoísmo. La democracia no está para solapar el individualismo, sino para que
crezcan como personas todos los miembros de una sociedad. Por eso, es una gran noticia
que Sudáfrica haya dado la cara por la dignidad de las mujeres. ¿Qué esperamos
en México para defender así nuestro gran tesoro, que son las mujeres?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Compártenos tu opinión