domingo, 5 de febrero de 2012

Sudáfrica: por la dignidad de la mujer


Año 8, número 352.
Luis-Fernando Valdés

El gobierno de Sudáfrica negó la apertura de tres canales de tv, porque incluían programas pornográficos. Según el organismo regulador, esta negativa se basa en que la pornografía atenta contra la dignidad del sexo femenino. Nos encontramos en una encrucijada de la cultura contemporánea: ¿es compatible la difusión de la pornografía con la dignidad de las mujeres?

Portal de "Rapid TV News", donde se publicó
que Sudáfrica se oponía a la pornografía.
El organismo encargado de las comunicaciones en Sudáfrica, Icasa, rechazó la solicitud de la plataforma de televisión por satélite “On Digital Media” para lanzar tres canales de pornografía, entre ellos Playboy Europa, porque va contra la dignidad de la mujer. Según RapidTVNews, la entidad indicó que la dignidad de la mujer está por encima del derecho a la libertad de expresión y de los espectadores a tener acceso a ciertos contenidos en televisión. [Noticia en: RapidTVNews][Noticia en: Aciprensa]

Esta noticia ha sido celebrada por el Instituto de Política Familiar, que calificó la decisión de Icasa como “valiente” y “socialmente responsable”, porque pone la salud y el bienestar de las familias por encima del lucro de las televisoras. [Noticia en: elmundo.es]

En efecto, “la pornografía no es arte, sino explotación sexual”, como explica el filósofo español Jaime Nubiola. Y expone documentadamente que “no sólo la pornografía es consumida principalmente por varones, sino que las películas pornográficas para varones incluyen elementos y temas sistemáticamente ofensivos y degradantes para las mujeres: las mujeres suelen ser presentadas explícita o de una manera implícita como esclavos sexuales” (J. Nubiola, “La batalla de la pornografía en la cultura actual”).

Hoy día, prácticamente todos estamos de acuerdo en la dignidad y el valor de las mujeres, y nos resulta inaceptable que sean discriminadas y, peor aún, que sean maltratadas. Sin embargo, es curioso que el tema de la explotación sexual sea poco protestado.

Cuando la pornografía se considera como un derecho a la auto-erotización, necesariamente se atropella a la mujer. Se le hace objeto comercial, se le reduce a un aspecto libidinoso, y en miles de casos, se obliga a las niñas y a las jóvenes a exponer su cuerpo. ¿Acaso su dignidad cesa, cuando un varón tiene deseos de mirar imágenes obscenas?

Nadie en su sano juicio puede afirmar que las mujeres pueden ser explotadas así por el mercado de la pornografía, para que otras personas puedan disfrutar de su “derecho” al erotismo. Ni aunque una mujer renuncie a su dignidad a cambio de dinero,  jamás se puede afirmar que otro tiene derecho a convertirla en objeto, en instrumento, para obtener placer. ¿Por qué los feminismos no han dado esta batalla?

Quien cree en la democracia, sabe que este sistema se funda en los derechos humanos. Y estos derechos son naturales –no son negociables–, porque se basan en una realidad inmutable e irrenunciable, a la que llamamos “dignidad humana”.

Por el contrario, el que defiende la pornografía, da por hecho que la dignidad de la mujer no es absoluta, sino que depende de otros factores, como el comercio o el egoísmo. De igual manera, los que propagan pornografía, clasifican a las mujeres en dos: las que son explotables por ser pobres, y las que no lo son. ¿No esto demasiado denigrante?

Es el momento de desenmascarar el ethos actual, que a nombre del comercio da prioridad al egoísmo. La democracia no está para solapar el individualismo, sino para que crezcan como personas todos los miembros de una sociedad. Por eso, es una gran noticia que Sudáfrica haya dado la cara por la dignidad de las mujeres. ¿Qué esperamos en México para defender así nuestro gran tesoro, que son las mujeres?

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