domingo, 9 de octubre de 2011

ONU: el “derecho” a abortar


Año 7, número 335
Luis-Fernando Valdés

La actividad al interior de las Naciones Unidas sale poco en los medios, a pesar de ser pública. Y así son pocos los que saben del “cabildeo” de las propuestas sobre la vida humana que se manejan en la sede de Nueva York. ¿Sabía Usted que hoy por hoy se discute en la ONU proponer el aborto como un “derecho humano”?

La búsqueda de la legalización internacional del aborto hoy toma otro cauce: ya no se argumenta desde el derecho a decidir por parte de la mujer (lo cual está en la esfera subjetiva), sino que se desplaza al ámbito de la salud (que es tangible): ahora se aduce la tutela del derecho de las mujeres a la salud.

La Secretaría de la ONU el 23 de septiembre pasado emitió un informe del Consejo de Derechos Humanos, en el que exhorta a todas las naciones a aceptar que debe otorgarse a mujeres y niñas el acceso al aborto legal, para que ellas puedan disfrutar plenamente sus derechos humanos. [Ver noticia]

Anand Grover, relator especial de la ONU
para el derecho a la Salud.
 
Este informe fue elaborado por el Relator Especial de la ONU Anand Grover, y presentado ante la Asamblea General de la ONU por el Secretario General, Ban Ki-moon. El documento tiene como objetivo vincular el aborto voluntario con el derecho fundamental a la salud física y mental. Según Grover, “las leyes penales que sancionan y restringen el aborto inducido son ejemplos paradigmáticos de barreras inaceptables para la realización del derecho de las mujeres a la salud y deben ser eliminadas”.

La propuesta del funcionario de la ONU afirma que no es suficiente despenalizar el aborto, sino que los gobiernos de los países deben respaldar las condiciones para abortar: clínicas especializadas, con personal capacitado; y garantizar “que se dispone de lo más nuevo y seguro en medicamentos y en equipamiento”.

También Grover sostiene que el aborto es necesario para la “salud mental”. Por una parte, afirma que “se encuentra bien documentado el impacto psicológico de la búsqueda de un aborto ilegal o de llevar a término un embarazo no deseado”, pero por otra, sostiene que “ninguna evidencia correspondiente respalda la existencia de una secuela de salud mental a largo plazo como consecuencia del aborto optativo”.

Esto es irónico. O sea, ¿está demostrado que el aborto, por el hecho de ser voluntario, no deja secuelas psicológicas? Entonces, ¿por qué los expertos norteamericanos en psiquiatría hablan de un “síndrome post aborto” (referido al “elective abortion”) que se ha convertido en un problema de salud pública? (cfr. A.C. Speckhard, Postabortion Syndrome: An Emerging Public Health Concern1992).

Como era de esperar, esta propuesta no fue recibida por la mayoría. Muchas voces en ese mismo foro hicieron propuestas a favor de la vida del nascituro. El pasado 6 de octubre, se presentaron en la sede de la ONU los “Artículos de San José”, firmados en la capital de Costa Rica.

Elaborados por 29 especialistas en derecho internacional, relaciones internacionales, salud pública, ciencia, medicina y gobierno, estos Artículos explican el hecho científico de la vida humana y la no-vinculación del derecho a la salud con el aborto, y dejan claro que las propuestas de la ONU no vinculan a los países miembros para cambiar las legislaciones que favorecen la vida.

La clave que da claridad en esta discusión apunta hacia el derecho a la vida, y no a abortar. Es importante tutelar la salud de las mujeres (y de los varones), porque la salud conserva la vida. Es decir, la salud es un derecho porque está en función de garantizar el derecho a vivir. Por eso, es contradictorio invertir el orden de los derechos: vivir o abortar para garantizar la salud.

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