Luis-Fernando Valdés
Con tristeza y preocupación, fuimos testigos de una ola de violencia muy intensa durante la semana. El martes en un enfrentamiento entre soldados y narcos dio como resultado ¡21 muertos!, y los homicidios han seguido hasta hoy. Al contemplar este desolador panorama de muerte, de dolor, de injusticia, nos preguntamos: ¿tiene alguna explicación la violencia? ¿existirá una solución?
El origen de la violencia se puede buscar en diversos ámbitos de la existencia humana. Sin duda, las injusticias sociales son un detonador de acciones agresivas; de igual manera, los perfiles psicológicos también pueden ser una parte del esclarecimiento de la génesis de este problema. Sin embargo, tales factores no dan total razón de la violencia que cada uno sentimos en nuestro interior.
La violencia se presenta ante el hombre como un misterio profundo, porque aunque los individuos y la sociedad aspiran a la paz, es un hecho que la violencia ocurre, y enturbia o imposibilita la paz. Ante está paradoja –buscamos la paz, pero frecuentemente encontramos lo contrario–, cada persona descubre que la violencia está en el interior de sí misma. Y esta presencia de un germen de maldad en nuestro propio interior nos interroga con fuerza sobre el origen del mal, porque nuestro espíritu no se aquieta sólo con una respuesta sociológica o psicológica. Es entonces cuando nos damos cuenta de que es válido buscar una explicación en otro plano, y así podemos considerar la posibilidad de atender a las respuestas que propone la fe.
El origen de la violencia está en lo más íntimo de cada uno. Así lo reveló Jesucristo a la humanidad: “Del corazón del hombre proceden las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los asesinatos, los adulterios, las avaricias, las maldades, el fraude, el libertinaje, la envidia, la injuria, la insolencia, la altivez, la insensatez” (Mateo 7, 21-23).
Esto nos da una pista clara: el principal recurso contra la violencia es la lucha moral que permite a la persona dominar esos malos instintos procedentes del corazón. Cuando el hombre o la mujer se dejan llevar por esos vicios, producen un desorden que –con frecuencia– lleva a la violencia. Queda delineado entonces el núcleo del problema: las acciones violentas son originadas por la mujer y el hombre violentos.
Sin duda alguna, ante la ola de crímenes que vivimos se requieren acciones militares, policiales, penales y sociales urgentes y eficaces, pues los sicarios no se van a detener con exhortaciones, y mientras haya desigualdad seguirá en aumento la criminalidad. Pero estas medidas sólo atajarán algunos efectos negativos inmediatos, pero no irán a la raíz: el corazón humano.
Por eso, también los ciudadanos de a pie debemos buscar un cambio en nuestro interior. Es lo que la multisecular ascética cristiana recomendaba: perdonar de corazón, no guardar rencores, rechazar con prontitud la ira interior, no gozarse del mal ajeno y cultivar la “regla de oro”: tratar a los demás como quiero que ellos me traten a mí (cfr. Mateo 7, 12).
Esta profunda crisis de revueltas y sangre que hiere a nuestro País nos hace patente la carencia de valores. La fe cristiana tiene una respuesta válida, como una purificación del interior del hombre, donde se originan las malas acciones. Pero es importante entender que se trata de una respuesta y un compromiso personales con los valores, pero no de una imposición ideológica ni sociológica.
Correo: lfvaldes@gmail.com
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Hola Luis Fernando, como siempre leí tu columna con interés, coincido contigo, cada persona tiene dentro de si una violencia que llega a manifestarse en un momento determinado, y sisn duda el autoconocimiento y control propio deberían imperar para no caer en conductas tan desconcertantes; y sin duda, el acercarse a algún tipo de consuelo de fé, filosófico o de cualquier indole es un camino certero.
ResponderBorrarPero, no sé si soy contreras o aguafiestas, con todo respeto, el problema sobre vilencia que enfrenta nuestra sociedad actual descansa, creo yo, en que las personas que llegan a estas aberraciones sobrepasan los limites imanginables de la conducta humana porque están siguiendo modelos negativos, y estos modelos negativos son seguidos debido a la falta de contundencia en los castigos de quienes los cometen... si alguuien viera que no hay impunidad y si un castigo ejemplar, creo que nadie se andaria "aventando" a imitar a estos tipos.
Por otro lado, mchas personas que llegan a estar metidos en mafias y que son asesinos, son hijos de nadie, son aquellos que no tienen apegos, que no temen nada, porque la vida los llevo al punto de no tener nada que perder y menos que temer, y ese caso especifico si debe ser una llamada de atención, porque no son pocos los casos en que un tipo es capaz de matar a alguien o darle una golpiza por una bicoca de dinero.
Desgraciadamente el modelo de vida que llevamos consagra al dinero como un dios, como un fin en si mismo y no repara en medios ni formas de obtenerlo, además ha creado miles de pobres y gente que practicamente no tiene esperanza de nada; no es una justificación, pero considero importante matizar el asunto viendo distintas acepciones.
Lo más triste de todo esto es que pareciera que ya nos acostumbramos, que ya nada nos sorprende que esto es lo normal...además, estamos inmersos en sistematico bombardeo d "información" que enumera, cuando no detalla explicitamente, asesinats, quemados, decapitados... es decir parece que lo medios estuvieran promoviendo la noramlidad de estas cosas!, y es cierto que esto ocurrre, pero porque no enfocar el enorme poder de los medios de comunicación masiva a buscar historias de valor, de justicia, de superación, de amor.?; creo tener la respuesta: eso no vende.
Una vez más se antepone el poder del dinero, y se utiliza el petardo de la "guerra contra el crimen", nos quieren meter miedo y hacer ver como un país de salvajes y bárbaros, una manera de ejercer el poder, imponiendo el terror; hacer parecer que necesitamos un estado represor y guerrero para cuidarnos y defendernos, que triste y que cierto no crees?
Nada más para acabar de ilustrarlo, acabo de leer tu columna y en la sigueinte hoja: "2 mujeres decapitadas ", balacera con n muertos en tabasco"... que ironia no?. se acortan los espacios de reflexión y se privilegia el morbo, el chisme y lo insulso... de todo corazón deseo que tu columna se lea mucho, que te lleguen mil mails, que la gente sepa que hay más cosas, que podemos diferir si, pero que en ello estriba pensar y proponer.
Un cordial saludo.
Genaro Guevara Ojeda
Hola Genaro,
ResponderBorrarCoincido contigo en que los violento surgen porque no hay castigos que los disuadan. Es una pena, pues la ley también tiene como función establecer castigos ejemplares que produzcan temor en los otros que quisieran hacer lo mismo. Pero esto no está tan bien logrado en nuestra ley penal.
Tristemente es real lo que planteas sobre el origen de las personas violentas, asesinos, etc. Por una parte, son gente que no tiene nada que perder, y por otra, los modelos de vida actuales ponen el énfasis en los medios –dinero, poder, etc– olvidando el fin para el que sirven tales medios. Todo esto es la clara señal de la crisis de valores, profundísima, que asola a México.
Mira, no me parece que seas ningún contreras o aguafiestas cuando manifiestas que no bastan las consideraciones de fe o filosóficas, sino que hace falta también castigar a los culpables. Yo pienso que ambos aspectos son igualmente necesarios: el filosófico (o de fe, o de valores: o sea la parte espiritual, la reflexión) es la base para establecer unas acciones eficaces (castigos ejemplares, promover valores y leyes que tutelen las familias, para que no haya gente que crezca sin valores, etc.).
Todos debemos dar la batalla en ambos aspectos. Por parte, aprovecho el foro de ser columnista del “a.m.” para exponer la parte referente a los valores –que son válidos para todos, creyentes o no–. Y te agradezco que estés también en este combate, pues tus comentarios ayudan mucho.
Te mando un cordial saludo,
P. Luis-Fernando V