Luis-Fernando Valdés
Celebramos hoy el día internacional de la familia. Nos unimos con júbilo a tantos millones que comparten este valor fundamental. La familia es la “célula de la sociedad”, por lo que cuidar la familia es asegurar el bien de todo el País. Sin embargo, hoy mismo surgen muchas voces que proclaman otros modelos de “familia”. ¿Cuál es la familia que hoy festejamos? ¿La llamada “tradicional”? ¿o también se incluyen uniones de otro tipo?
La familia se funda sobre la base del matrimonio de un hombre con una mujer, que establecen una alianza de amor para toda la vida. Y, a partir de esa unidad permanente, vienen los hijos, que son fin de ese matrimonio y la expresión del amor de los esposos. Este modelo ha sido el sostén de la cultura de occidente. Pero hoy día se ha puesto en duda la validez de este paradigma.
En efecto, en la últimas décadas se ha promovido en la legislación de varios países un modelo jurídico de familia, que pudiera englobar a varios tipos de uniones, y que las equiparara a la familia tradicional. De esta manera, se han intentado que se llamen también familias a las uniones entre personas del mismo sexo, las cuales tendrían derecho a adoptar niños. ¿Estos otros modelos son realmente familia?
La respuesta a esta pregunta hace unas pocas décadas no presentaba ningún problema. En nuestros días, contestarla es una verdadera hazaña. El fondo de la cuestión es que hoy se considera “discriminatorio” afirmar que hay modelos de familia que no son válidos. Nuestra cultura ha llegado muy alto al proteger a todo ciudadano de cualquier discriminación. Pero ¿es un ataque a la igualdad afirmar que no todo modelo de familia es verdadero?
Se nota aquí el relativismo que impera en nuestra sociedad. No es fácil afirmar que el paradigma de familia es definitivo, porque hoy es un valor común sostener que no se puede conocer la verdad o, al menos, no se podría alcanzarla con certeza. La consecuencia es lógica: si no es posible acceder al modelo familiar verdadero, cualquier paradigma sería válido. Y, si todos los modelos son igualmente válidos, la ley no tendría más remedio que reconocerlos a todos por igual.
El callejón parece no tener salida. Sin embargo, sí es posible explicar que este paradigma es válido en todo tiempo y lugar. Primero, es falso que la razón humana esté imposibilitada para conocer la verdad más íntima del hombre. Y, después, es necesario recordar que la razón misma ha descubierto que el hombre está regido por una serie de “principios naturales”, no establecidos por él. En otras palabras, la inteligencia puede conocer y aceptar la “naturaleza” de la familia, y reconocer que ese modelo es connatural al ser humano, pues no es producto de una convención social. Y, por eso, el hombre puede comprender que ese “modelo natural” se convierte en una “tarea”, en la que debe empeñar su libertad y sus fuerzas.
De igual manera, por las consecuencias que conlleva cada modelo, el ser humano puede conocer si su ideal de familia es verdadero o no. Esto es análogo al caso de la ecología. Hace unas décadas, a nombre del progreso –que era un valor de moda y, por tanto, intocable– se justificaba la explotación irracional de las selvas y ríos. El paso de los años ha hecho ver el daño que conllevó esta postura. De igual manera, aceptar modelos familiares no naturales –a nombre de la no discriminación– traerá consecuencias sociales importantes. ¿Vamos a esperar a que la sociedad colapse para reconocer el verdadero modelo de familia?
Correo: lfvaldes@gmail.com
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Padre:
ResponderBorrar¿Que colapse cómo? ¿Cree que puede colapsar aún más? Estamos ya tocando fondo
Generalizar no lleva tampoco a verdades intrínsecas: ni todas las familias tradicionales son una verdadera base de amor, ni todas las parejas gay quieren hijos ni todos los hijos criados en familias disfuncionales (referidas tanto a familias con un solo padre, criados por el abuelo o abuela, los tíos,adopciones, personas del mismo sexo y o familias 'normales' con grandes problemas de violencia)son los que en el futuro llenarán las cárceles por sus actividades anti humanas.
No pretende que cambie su postura, pero me parece injusto que fomente la idea -verdad absoluta- de que, el que acepte las diferencias de elección propias o de alguien más, tenga un estatus de "discapacitado mental" por no poder acoger verdades absolutas. Creo que existen pero no veo por qué Dios va a entristecerse con un par de personas -no importando su género- son capaces de canalizar amor incondicional hacia otro ser humano que, probablemente, ni siquiera es carne de su carne. Eso sí es un reto y no importa qué elección de vida sexual se haga, considero que si es honesta la entrega, vale por muchas hipocresías de quienes se consideran en la vía absolutamente correcta.
Saludos
Simone