Año 13, número 654
Luis-Fernando Valdés
Francisco estableció
celebrar una Jornada de los Pobres. ¿Por qué el Papa pone su atención en los
necesitados? ¿Qué clase de revolución social pretende?
El Papa Francisco en una visita sorpresa a un barrio marginado de Roma (9 feb. 2015). (Foto: AFP / El clarín) |
1. El origen de esta iniciativa. El año
pasado, mientras pronunciaba la homilía de clausura del Año de la Misericordia
(13 nov. 2016), Francisco tuvo una idea que no estaba prevista en el texto
preparado. (PCPNE, 13
jun. 2017)
El Pontífice
estaba hablando de “no apartar los ojos de Dios que nos mira y del prójimo que
nos cuestiona… especialmente al hermano olvidado y excluido”, cuando añadió de
modo espontáneo: “a la luz de estas reflexiones, quisiera que hoy fuera la ‘Jornada
de los pobres’.”
Y este deseo se
convirtió en realidad, pues Francisco instituyó que se celebre en toda la
Iglesia, en el penúltimo domingo del tiempo litúrgico ordinario (cuya fecha es
variable), la Jornada de los Pobres, que se llevará a cabo por primera vez este
domingo 19 de noviembre.
2. Hechos y no palabras. En su Mensaje
para esta Primera Jornada de los Pobres, Francisco sale al paso del contraste
entre las “palabras vacías” que hablan de ayuda a los necesitados y la realidad
de los “hechos concretos” con los que se auxilia a los desvalidos.
El Pontífice
instituyó esta Jornada con el objetivo de ayudar “a las comunidades y a cada
bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y
sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa
(cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social”. (Carta “Misericordia
et Misera”, 20 nov. 2106)
3. Una idea revolucionaria. La pobreza
ha sido un problema social, que durante siglos la Iglesia buscó paliar con
obras de beneficencia; pero desde el siglo XIX, cuando el problema tomó una
dimensión global, la respuesta de la Iglesia ha tomado diversos cauces, que van
desde las actividades de asistencia de la Madre Teresa de Calcuta, hasta
acciones subversivas de algunas Teologías de la Liberación.
El Papa Francisco
con esta Jornada busca expresamente romper la dialéctica dañina de “pobres
contra ricos”, y para eso sugiere iniciativas que ayuden tanto a remediar la
situación de los pobres, como a enriquecer espiritualmente a los pudientes mediante
su solidaridad hacia los necesitados.
4. Pobreza y evangelización. Francisco explica
que ayudar a los pobres es vivir el corazón del Evangelio. Por eso, sugiere que
una manera clave de difundir la fe, en la cultura de hoy, consiste en ayudar a
las personas a encontrar a Cristo en el próximo que está más necesitado.
El Papa propone las
actividades de voluntariado como un verdadero “encuentro” con los pobres, pero pide
que el “compartir” nuestros bienes con ellos no sean un gesto aislado, sino un “estilo
de vida”.
Y explica que esta
forma de vida produce alegría y serenidad espiritual, porque “se toca con la
mano la carne de Cristo”. Y añade que, si realmente queremos encontrar a
Cristo, es necesario que “toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres”.
Epílogo. Ésta es la verdadera
revolución de Francisco: integrar en una sola iniciativa dos de las grandes
preocupaciones de los últimos pontífices: aliviar la pobreza y recristianizar
la sociedad. Lo revolucionario de la Jornada de los Pobres radica en hacer de
una causa social el cauce para reevangelizar a la sociedad occidental.
No se trata de
retórica social, sino de coherencia con el Evangelio, que nos dice que a Cristo
lo encontramos no sólo en los medios espirituales (Escritura, Sacramentos), sino
también en el prójimo: cuando le diste de comer a un hambriento, “a mí me lo
hiciste” (Mateo 25,45).
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