Año 13, número 653
Luis-Fernando Valdés
Juan Pablo I fue
declarado “venerable”, paso previo para su beatificación. Su sencillez y
humildad, conquistaron a los fieles en los 33 días que duró su pontificado. ¿Por
qué es importante este reconocimiento de la Iglesia?
Albino Luciani, luego Juan Pablo I,
conocido como el Papa de la sonrisa,
fue declarado "venerable" por Francisco.
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1. La figura de Albino Luciani. Nació
el 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale (hoy Canale d’Agordo), Italia, y
falleció de un fallo cardiaco el 28 de septiembre de 1978 en el Palacio
Apostólico del Vaticano. Fue arzobispo del Patriarcado de Venecia entre 1969 y
1978. El 26 de agosto de 1978, fue elegido por el Cónclave como sucesor de San
Pedro.
Fue el primero en
utilizar dos nombres al escoger como se llamaría como Pontífice. Los tomó en
honor de los dos Papas que llevaron a cabo el Concilio Vaticano II: Juan XXIII
y Pablo Vi. Hasta ahora, Juan Pablo I ha sido el último Papa Italiano.
El pasado jueves 9
de noviembre, el papa Francisco firmó el decreto que reconoce que Albino
Luciani vivió en grado heroico las virtudes cristianas, y que por eso puede ser
llamado “venerable”. El siguiente paso hacia su beatificación consiste en
acreditar un milagro atribuido a su intercesión.
2. Despejadas las dudas sobre su muerte
repentina. Como Juan Pablo I murió al mes de haber sido elegido, se
suscitaron muchos rumores sobre si habría sido asesinado. Por eso, este halo de
dudas tuvo que ser estudiado a fondo durante su proceso de beatificación.
La periodista
italiana, Stefania Falasca, que fue nombrada vice-postuladora de la causa de
canonización, realizó una investigación histórica en la que interrogó a
testigos inéditos y tuvo acceso a archivos secretos de la Santa Sede y a
registros clínicos.
El resultado de la
investigación, recientemente publicado en el libro “Papa Luciani. Crónica de
una muerte” (Piemme, 2017), Falasca explica que la misma noche del
fallecimiento, el Pontífice sufrió un fuerte dolor en el pecho, pero él mismo lo
desestimó y le dijo a su secretario, el Padre Magee, que no hacía falta avisar
a su médico. (A. Tornielli, 4
nov. 2017)
3. Fama de santidad. Una persona santa
es aquella que, ayudada por Dios, consigue que en su modo de vivir se refleje
la vida misma de Jesucristo. El Papa Luciani cultivó en su existencia la
humildad de Jesús quien, siendo Dios eterno y todopoderoso quiso tomar nuestra
frágil naturaleza mortal (Fil 2,1ss).
La profunda huella
dejada por Pablo VI, el Papa que culminó el Concilio Vaticano II y empezó a implementarlo,
dejaba un alto listón para su sucesor. Pero la humanidad y la simpatía del Papa
veneciano se ganaron inmediatamente el corazón de todos.
De sus breves 33
días de Pontificado, alguno comentó que fueron un día por cada año de la vida
de Cristo. En ese lapso, Juan Pablo I sólo ofreció cuatro audiencias generales,
en la que dio unas catequesis llenas de sencillez, que reflejaron su talante
nada pretensioso de lucimiento personal.
4. El atractivo de la humildad. “Humilitas”
era su lema obispal, significaba “no humildad, sino compromiso para ser
humildes”. Y ese compromiso de ser una persona sencilla, la demostró en esas
cuatro audiencias, dialogando con los niños, a los que invitaba para
explicarles la doctrina a los fieles adultos. (A. Tornielli, 28
ago. 2012)
En la Audiencia
general del 6 de septiembre de 1978, explicaba así la humildad: “¡El Señor ha
recomendado tanto ser humildes! Aun si ustedes han hecho cosas grandes, digan:
siervos inútiles somos. En cambio, la tendencia de todos nosotros es más bien
lo contrario: ponernos en primera fila. Humildes, humildes: es la virtud
cristiana que a todos toca”.
Epílogo. La serena personalidad de Albino
Luciani, el Papa Juan Pablo I, nos recuerda que lo principal en la vida de un
creyente es volver al fundamento, que es parecernos a Cristo. Y, por lo tanto,
a no valorarnos por lo que tenemos o conseguimos, sino por lo que en realidad
somos.
También la humilde
figura de Juan Pablo I nos hace ver que han quedado muy lejos los días de los
Papas ostentosos, que mucho ha sido explotada en recientes producciones de
series y películas. En realidad, los Papas de nuestra época han sido hombres
austeros, realmente comprometidos en guiar a la Iglesia hacia Cristo y hacia el
servicio de los demás.
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