Año 12, número 601
Luis-Fernando Valdés
¿Por qué nuestra
sociedad valora más el rescate financiero que el rescate de migrantes, o les
niega oportunidades a los presos, como si únicamente ellos cometieran errores? Francisco da una respuesta a esta crisis social.
Archivo: Francisco con presos en Filadelfia. (Foto: eldia.com) |
1. Dos eventos con impacto social. El
Papa fue protagonista esta semana de dos acontecimientos que han señalado de
nuevo las deficiencias de la sociedad para integrar tanto refugiados como a los
presos.
El primero fue una
audiencia concedida a los participantes del tercer encuentro mundial de los
Movimientos Populares, en la que el Pontífice habló con fuerza del tema de la
migración y los refugiados. (aciprensa.com,
5 nov. 2016)
El otro fue el
Jubileo de los Encarcelados, con motivo del Jubileo de la Misericordia. El Papa
Francisco reunión a un millar de presos procedentes de cárceles de 12 países
del mundo, que fueron trasladados expresamente a Roma para asistir al oficio
religioso, tras un largo proceso burocrático. (elmundo.es,
6 nov. 2016)
En ambos casos,
Francisco hizo ver que negar recursos para ayudar a estas personas, mientras que
se atienden con diligencia situaciones económicas, da la apariencia de una
sociedad sana, cuando en realidad ese hecho muestra la crisis social. Por eso,
la llama “hipocresía”.
2. Bancarrota de la humanidad. Ante los
representantes de los movimientos populares, Francisco recordó el dolor de los
migrantes que le ha tocado ver personalmente en Lampedusa y Lesbos, donde pudo
“sentir de cerca el sufrimiento de tantas familias expulsadas de su tierra por
razones económicas o violencias de todo tipo, multitudes desterradas como
consecuencia de un sistema socioeconómico injusto y de conflictos bélicos que
no buscaron.”
El Papa denunció
que la sociedad actual busca salvar a los bancos de la bancarrota, pero no
destina recursos para ayudar a los migrantes: “¿Qué le pasa al mundo de hoy
que, cuando se produce la bancarrota de un banco de inmediato aparecen sumas
escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta bancarrota de la
humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos hermanos que
sufren tanto?”
3. La cárcel de la ideología. Francisco
ha visitado varias veces a detenidos, en Italia y en el extranjero. Este
domingo, se salió del texto preparado para recordar: "Cada vez que voy a
un prisión, me pregunto por qué ellos y no yo, todos tenemos la posibilidad de
equivocarnos".
De este modo, el
Papa alertó de los “esquemas ideológicos” o “las absolutas leyes de mercado”
que “aplastan a las personas” porque –según acotó después– “no se hace otra
cosa que estar entre las estrechas paredes de la celda del individualismo y de
la autosuficiencia, privados de la verdad que genera la libertad”. (prensa.com,
6 nov. 2016)
El Pontífice
aprovechó su homilía para llamar la atención sobre “una cierta hipocresía lleva
a ver solo en vosotros personas que se han equivocado para las que el único
camino es la cárcel. No se piensa en la posibilidad de cambiar de vida, hay poca
confianza en la rehabilitación".
Eso resulta una
hipocresía porque “se olvida que somos todos pecadores y que a menudo somos
prisioneros sin darnos cuenta de ello” dijo el Sumo Pontífice, que denunció las
"contradicciones" de una sociedad que prefiere "señalar con el
dedo" a los encarcelados. (infobae.com,
7 nov. 2016)
Para salir de esta
hipocresía se requiere una solución compleja sin duda, pero la vía apunta a dar
oportunidades a los marginados, más aún se requiere poner las condiciones
sociales para que estas personas puedan aspirar a una nueva vida.
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