Año 12, número 600
Luis-Fernando Valdés
En la víspera de
los 500 años del inicio de la Reforma protestante, que dividió la Iglesia
católica, Francisco viajó a Suecia para reunirse con los luteranos. Este gesto
ha causado confusión: ¿el Papa aprueba esta separación? ¿el Pontífice honra a
Lutero?
Histórico: Francisco reunido con los líderes luteranos, celebrando los 50 años de diálogo ecuménico. (Foto: vidanueva.es) |
1. Noticias confusas. Francisco vistió
Suecia, para celebrar los 50 años del diálogo ecuménico con los luteranos, no
para festejar los 500 años de la Reforma. Es importante ver que las propias
iglesias luteranas decidieron llamar “conmemoración” y no “festejo” a este
quinto centenario.
Sin embargo, ante
este viaje, varios medios utilizaron titulares que llevan a la confusión (seguramente
sin mala intención), pues daban a entender que el Pontífice aprobaba el cisma.
Por ejemplo, el diario La Capital (Buenos Aires) publicó: “El
Papa viaja a Suecia para honrar a Lutero” (30 oct. 2016). El País (España)
ofrece un análisis de J.G. Bedoya titulado “El
papa Francisco, reivindica a Lutero, el ‘peor de los herejes’”(31 oct. 2016).
2. Dos momentos del ecumenismo. Por
“ecumenismo” se entiende el diálogo entre cristianos de diversas confesiones
(católicos, ortodoxos, luteranos, etc.) para buscar la unidad, que Jesús mismo
puso como condición para que el mundo pueda creer en Él (cfr. Juan 17,21).
Este diálogo tiene
dos momentos. Un doctrinal y otro práctico. Sobre el primero de ellos, hace 50
años se iniciaron una serie de encuentros entre católicos y luteranos, que
tuvieron un momento culminante en 1999, con la firma de una Declaración
conjunta sobre la Doctrina de la justificación.
En esa Declaración
se deshicieron dos prejuicios. De los católicos hacia la postura luterana, la
cual reduciría la gracia a una mera “cobertura” del pecado, que no sería capaz
de cambiar verdaderamente las vidas de los pecadores. Y de los luteranos, hacia
la doctrina católica de las “obras buenas”, que en la doctrina católica no son
la “condición” para obtener la salvación, sino el fruto del don incondicional
de la gracia de Cristo. (Cfr. G.
Valente, 31 oct. 2016)
3. Entender el ecumenismo práctico que
predica Francisco. El segundo momento del ecumenismo es la vía práctica. El
Papa continúa con el camino de diálogo que abrió Juan Pablo II. El Pontífice
polaco hacía notar que hay aspectos prácticos del cristianismo que nos unen a
los católicos con los protestantes y los evangélicos.
Así, en el año
2000, san Juan Pablo destacó el “ecumenismo de la sangre”, es decir, que
católicos y protestantes han recibido el martirio por ser fieles a Cristo, y
que eso tiene el mismo valor y es una señal de unidad.
Ahora, Francisco ha
pedido que los teólogos sigan dialogando para llegar a acuerdos doctrinales,
pero que mientras hay que “trabajar por los pobres, por los perseguidos, por
tanta gente, los prófugos, tanta gente que sufre” (26
jun. 2016). Esto ha sido llamado el “ecumenismo de la caridad” (A.
Tornielli, 29 oct. 2016)
Por eso, en este
encuentro ecuménico en el Malmö Arena, Francisco afirmó tanto para católicos
como para luterano que es “una prioridad
salir al encuentro de los desechados, (...) de los que son marginados de
nuestro mundo, y hacer palpable la ternura y el amor misericordioso de Dios” (ACI,
31 oct. 2016)
Francisco es un gran
“reformador”, pero no porque cambie la doctrina, sino porque recorre el camino
de la unidad, buscando lo que nos une a católicos y protestantes en la
práctica: tutelar las familias, ayudar a los refugiados, cuidar “la casa
común”, etc.
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