Año 11, número 541
Luis-Fernando Valdés
La visita del Papa
Francisco a Cuba y Estados Unidos puede tener varias lecturas. ¿Será un
acontecimiento político o religioso? ¿Cuáles son las claves para entender el
significado de esta visita apostólica?
Ya es muy familiar la imagen del Papa Francisco al iniciar sus viajes apostólicos (Foto: archivo) |
Al revisar la apretada
agenda del Santo Padre durante los diez días de viaje, vemos que todos los
eventos –incluidas las visitas al Congreso de Estados Unidos y a la Sede de las
Naciones Unidas– son muy significativos (porque apuntan a la misericordia, a la
solidaridad y al ecumenismo, al cuidado de la ecología, etc.), aunque hay
algunos encuentros que tendrán resonancia importante en cuestiones religiosas y
sociales, como los siguientes.
1. Libertad
religiosa. Aún resuenan las palabras de San Juan Pablo II en su visita a esta
isla en 1998: “Que el mundo se abra a Cuba y Cuba se abra al mundo”. Después de
17 años, el embargo a esta nación sigue, pero las relaciones diplomáticas con
Estados Unidos han comenzado.
La expectativa de
la Santa Sede ante la apertura comercial de Cuba es “una mayor apertura desde
el punto de vista de la libertad y de
los derechos humanos”, como afirmó, Mons. Pietro Parolin, Secretario de Estado
vaticano a Radio
Vaticana. Todo esto incluye un deseo de libertad para las instituciones
religiosas.
2. Familia. Quizá
lo que ha suscitado más expectativas sea la presencia de Francisco en VIII
Encuentro Mundial de las Familias (en Filadelfia, los días 26 y 27), por su
cercanía en el tiempo con el próximo Sínodo de los Obispos sobre la Familia,
que se celebrará en Roma.
En cierto modo, se
espera que el Papa tome este evento como preparación para el Sínodo, cuya
problemática será fomentar el modelo tradicional de familia junto con la
acogida en la Iglesia de personas que viven otras realidades familiares.
Según el Card.
Parolin, la presencia del Pontífice en este Encuentro Mundial de las Familias “dará
a la Iglesia entera este nuevo entusiasmo y este deseo de anunciar el Evangelio
de la familia” y al mismo tiempo ayudar a las familias en dificultades.
3. Migrantes. El
Papa ha decidido entrar a los Estados Unidos desde Cuba, como un inmigrante –como
dicen los obispos norteamericanos–, “para recordarnos que somos un país de
inmigrantes”.
Con gestos como
ese y con un encuentro con familias de inmigrantes (en Harlem, el viernes 25) y
una reunión con la comunidad hispana y otros migrantes (en Filadelfia, el
sábado 26), el Santo Padre parece estar enviando un mensaje tanto las naciones
europeas que están colapsadas por la reciente crisis migratoria, como al propio
Estados Unidos.
En efecto, este
país del Norte de América tiene ene una larga historia de integración de los
migrantes, que ha cuajado en formar una nación próspera. Este es el augurio de
Francisco para Europa.
4. Católicos
hispanos. En Washington, Francisco proclamará santo a Fray Junípero Serra,
misionero franciscano que ha definido como “padre fundador de los Estados
Unidos” (en Washington, D.C., el día 23).
Para el cardenal
Parolin, este evento es una invitación hoy
para integrar en la Iglesia de los Estados Unidos a los hispanos, que son un
sector “siempre más importante y siempre más relevante” y que “tiene una
importante contribución que ofrecer” a la Iglesia católica en ese país.
Este viaje
apostólico a Cuba y Estados unidos no es una gira política, sino religiosa.
Pero como el cristianismo no es una religión meramente devocional, sino que
redime a cada hombre y a su entorno, los encuentros religiosos del Papa tendrán
una repercusión social y, tal vez, también política.
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