Luis-Fernando Valdés
En un encuentro histórico, Benedicto XVI se reunió, el pasado 25 de junio, con diplomáticos de países de mayoría islámica. Esto líderes musulmanes acogieron favorablemente las palabras del Papa. Este encuentro tuvo un eco favorable en la prensa internacional, aunque la noticia no tuvo el mismo impacto en nuestro País. Les ofrezco un resumen del mensaje del Santo Padre y el eco de sus palabras en algunos medios de Estados Unidos e Italia.
El Romano Pontífice aludió brevemente al inicidente que dio lugar a los malentendidos, y de inmediato expresó «toda la estima y el profundo respeto que albergo por los creyentes musulmanes», y recordó que «desde el inicio de mi pontificado he manifestado mi deseo de seguir estableciendo puentes de amistad con los seguidores de todas las religiones, expresando particularmente mi aprecio por el crecimiento del diálogo entre musulmanes y cristianos». El Santo Padre subrayó que «el diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos y musulmanes no puede reducirse a una opción temporal», porque «es una necesidad vital, de la cual depende en gran parte nuestro futuro». Reiteró que se requiere de este diálogo «para construir juntos el mundo de paz y fraternidad que anhelan ardientemente todos los hombres de buena voluntad».
Benedicto XVI insistió en que «cristianos y musulmanes deben aprender a trabajar juntos, como ya sucede en diversas experiencias comunes, para evitar toda forma de intolerancia y oponerse a toda manifestación de violencia». Y expuso que deben ser las propias autoridades religiosas y los políticos quienes deben guiarles y animarles, tanto a unos como a otros, para a actuar así. Y concluyó: «Queridos amigos, estoy profundamente convencido de que, en la situación en que se encuentra hoy el mundo, los cristianos y los musulmanes tienen el deber de comprometerse para afrontar juntos los numerosos desafíos que se plantean a la humanidad, especialmente en lo que concierne a la defensa y la promoción de la dignidad del ser humano».
Las reacciones favorables no se hicieron esperar. Justo al terminar la ceremonia, Mohamed Nour Dachan, presidente de la Unión de las comunidades y organizaciones islámicas en Italia, regaló a Benedicto XVI una biografía de Mahoma y un mensaje en el que recordaba que, en ningún momento, los musulmanes italianos utilizaron la violencia para mostrar su desacuerdo con la Conferencia dictada en Ratisbona. Por su parte, el embajador de Irak ante la Santa Sede, Albert Yelda afirmó que este discurso «era lo que nos esperábamos. El Papa ha insistido en su profundo respeto por todos los musulmanes del mundo. Ahora ha llegado el momento de construir puentes».
No faltaron tampoco reacciones contrarias, como las de algunos clérigos iraníes que deseaban una retractación palabra por palabra. Sin embargo, el conocido vaticanista, George Weigel, escribió en el periódico «USA Today», que lejos de provocar un enfrentamiento, las palabras del Papa «han puesto sobre la mesa las cuestiones que tienen que ser debatidas, racionalmente, para evitar precisamente una confrontación: ¿Cómo imaginamos a Dios? y ¿cómo nuestras ideas sobre Dios forman el modo como vivimos?».
Y en el conocido diario italiano «L’Avvenire», Mimmo Muolo reflexionaba sobre el significado de que el Papa haya saludado pausadamente a cada uno de los 22 asistentes a la reunión. Y concluía ese hecho expresaba que en esta relación «no hay marcha atrás. Lo dicen también los gestos. No sólo las palabras».
Correo: lfvaldes@gmail.com
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