domingo, 17 de septiembre de 2006

El nuevo Papa viajero

Luis-Fernando Valdés

Benedicto XVI concluyó, el pasado día 14 de este mes, un viaje de cinco días a su natal Baviera. Este visita a Alemania nos mostró de nuevo que el Papa es un personaje entrañablemente humano, aunque algunos –durante su gestión como Prefecto de la Doctrina de la fe– se empeñaron en presentarlo como un despiadado defensor de la fe. Les ofrezco una breve reseña de estas jornadas, para resaltar los nobles sentimientos del Romano Pontífice.
El Santo Padre se mostró lleno de gratitud al visitar algunos lugares que han tenido una importancia fundamental en su vida. «En mi espíritu –manifestó– se agolpan en este momento muchos recuerdos de los años pasados en Munich y en Ratisbona: son recuerdos de personas y vicisitudes que han dejado en mí una huella profunda. Consciente de todo lo que he recibido, he venido aquí ante todo para expresar el profundo reconocimiento que experimento hacia todos los que han contribuido a formar mi personalidad en las décadas de mi vida» (Discurso, 9.IX.2006).
En el primer encuentro con sus paisanos, Benedicto XVI resaltó el papel fundamental de la familia, y exhortó a los católicos a la oración como fundamento de la unidad familiar.

«Por favor, rezad también en casa juntos: en la mesa y antes de ir a dormir. La oración nos lleva no sólo hacia Dios, sino también hacia el otro». 

Y explicó que la oración «es una fuerza de paz y de alegría. La vida de la familia se hace más festiva y adquiere un alcance más amplio si Dios está presente y si experimenta su cercanía en la oración» (Discurso, 10.IX.2006).
El pasado martes 12, participó en una celebración ecuménica en la catedral de Ratisbona. En el encuentro participaron representantes de las Iglesias luterana y ortodoxa de Baviera. Con un gran sentido de apertura, que ha estado en él desde siempre, el Santo Padre manifestó que esa ceremonia «es una hora de gratitud porque podemos rezar juntos y, de esta manera, dirigirnos al Señor, al mismo tiempo que crecemos en unidad entre nosotros».
Un momento importante de esta gira por Baviera fue la visita del Papa Benedicto, el miércoles 13, a la tumba de su padres y de su hermana María, acompañado por hermano mayor, también sacerdote, Mons. Georg Ratzinger. Vemos así que el camino cristiano, une el corazón de los creyentes con fuerza a su familia. Constatamos una vez más –como ya lo había mostrado Juan Pablo II– que el Romano Pontífice no es una figura amarga, sino llena de humanidad.
En el aeropuerto, el jueves 14, ya a punto de volver a Roma, el Papa Benedicto resumió el motivo espiritual de toda su visita: «Vine a Alemania para volver a proponer a mis compatriotas las eternas verdades del Evangelio y para confirmar a los creyentes en la adhesión a Cristo, Hijo de Dios, quien se hizo hombre para la salvación del mundo. Estoy convencido de que en Él, en su palabra, se encuentra el camino no sólo para alcanzar la felicidad eterna, sino también para construir un futuro digno del hombre ya en esta tierra» (Discurso, 14. IX.2006).
El Cardenal Ratzinger fue elegido Papa a los 78 años, mientras que Juan Pablo II tenía sólo 58 cuando recibió el Primado de la Iglesia. El Papa Benedicto visitará menos países que su recordado antecesor, pero en cada uno de los recorridos fuera de Italia que ha realizado, el actual Santo Padre ya nos ha dado muestras de que entiende lo que llevamos los contemporáneos en el corazón. Y nos ha animado a buscar la verdad y a luchar contra el desaliento. Benedicto XVI se ha convertido en el nuevo Testigo de Esperanza, en el nuevo Papa viajero.

Correo: lfvaldes@gmail.com
http://columnafeyrazon.blogspot.com

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