Luis-Fernando Valdés
La visita del Papa a los Estados Unidos ha sido un evento mediático. En ese país, tanto los noticieros de la TV como los periódicos han dado una cobertura muy amplia de este viaje. Y, además, la buena imagen Romano Pontífice que esos medios transmiten contrasta con todos los estereotipos y clichés que se le han atribuido a Benedicto XVI. Veamos cómo la prensa neoyorkina enfocó tres eventos destacados del Santo Padre.
El primero de ellos tiene un significado especial, porque fue la reunión de Benedicto con algunas víctimas de abusos por parte de sacerdotes. La presencia del Papa entre las víctimas es un modo de aceptar institucionalmente esas culpas y de pedir perdón. El jueves pasado, durante la homilía de la Misa celebrada en el estadio “Nationals Park” de Washington, el Santo Padre reconoció “el dolor que ha sufrido la Iglesia en América como consecuencia del abuso sexual de menores”. Y añadió: “ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido por dicho abuso”. En respuesta, el conocido diario “The New York Times” –que no es nada pro católico– destacó la disculpa del Pontífice (“el Papa se sintió avergonzado de los sacerdote pederastas”), y dio voz a los que piden que esos gesto del Sucesor de Pedro se traduzcan en acciones.
Otro evento muy importante fue la visita del Santo Padre a una sinagoga en Park East (Manhattan, NY). Recibido afectuosamente por el Gran Rabino Arthur Schneier, Benedicto XVI afirmó que a los cristianos y a los judíos “nos une en nuestra esperanza común centrada en Dios y su misericordia”, y que por eso podemos “cooperar unos con otros, y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para hacer de este mundo un mundo mejor para todos”. El citado periódico neoyorkino, que diariamente publicó en primera plana la gira del Papa, calificó esta reunión como un “hecho histórico” (historic act) y destacó que “el Papa recibe una calurosa bienvenida en la sinagoga de Nueva York”. Además el rotativo añadió el jubilo que esta reunión causó entre los asistentes a la celebración de la Pascua judía.
Un momento muy importante también fue el discurso que Benedicto XVI pronunció en la ONU, en el marco del el 60° aniversario de la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”. El Obispo de Roma explicó que los derechos humanos han de ser respetados porque son expresión de justicia, y no simplemente porque pueden hacerse respetar mediante la voluntad de los legisladores. El “New York Times” subrayó que el Papa “urgió a una vigorosa defensa de los derechos humanos”. Además, este mismo informativo dio importancia a la preocupación manifestada por el Santo Padre sobre la crisis de la ONU para intervenciones urgentes, originada porque el poder de decisión está en manos de unas pocas naciones.
Sin duda, en nuestro País, la opinión publica se divide al hablar del Romano Pontífice. Fácilmente, caemos en los extremos: tanto de una defensa apasionada que quiere soslayar los problemas reales de la Iglesia, como de un fiero ataque que descalifica todo discurso y todo gesto del Pontífice. Este viaje a Estados Unidos puede servirnos para observar con perspectiva el papel del Papa como líder moral mundial, sin caer en esas posturas radicales que impiden la objetividad. Hoy las luces parecen atenuar las sombras: Benedicto XVI es un gran defensor de los derechos humanos, un Papa empeñado en el diálogo interreligioso y un pastor firme ante los abusos de los clérigos.
Correo: lfvaldes@gmail.com
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