domingo, 4 de marzo de 2012

Un estudiante brillante


Conoce al Papa, n. 4.
Pbro. Luis-Fernando Valdés

Cuando el Card. Joseph Ratzinger fue elegido Papa, era un personaje muy conocido tanto por su cercanía con Juan Pablo II, como por su gran prestigio académico. Hoy presentaremos una semblanza breve de sus estudios, para mostrar cómo se forjó el talante intelecual de Benedicto XVI.

El joven Joseph Ratzinger,
en su época de estudiante.
En 1932, los Ratzinger dejan el pequeño poblado de Marktl y se cambian a Aschau. Ahí, a los 5 años de edad, Joseph Alois comienzó sus estudios. De ese mismo año es el recuerdo de su hermano mayor, Georg, sobre una visita del cardenal Faulhaber. Joseph declaró que también él quería ser cardenal:  “No fue tanto por el coche –explica Georg–, pues a nosotros tampoco nos impresionaba la tecnología. Fue la manera en qué se presentó el cardenal: su porte, sus vestiduras; fue eso mismo lo que nos impresionó” (L’Avvenire, 19.IV.2005).

En 1937, la familia Ratzinger se establece en un poblado cercano a Traunstein llamado Hufschlag. En la secundaria de Traunstein, el pequeño Joseph continúa con sus estudios durante dos años. En ese período, Joseph hace buena amistad con el párroco, quien lo convence de entrar al Seminario de St. Michael.

Así, en 1939, Joseph ingresa al Seminario. Según cuenta él mismo, este género de vida no le fue fácil, pues “soy de esa clase de personas que no están hechas para la vida en un internado. En casa había vivido y estudiado en gran libertad, tal como me gustaba […]. Ahora, encontrarme metido en una sala de estudio, con cerca de sesenta compañeros más, era para mí una tortura; me parecía casi imposible estudiar, algo que antes me había resultado muy sencillo. Lo que más me fastidiaba era que […] estaban previstas cada día dos horas de deporte. Esta circunstancia llegó a ser para mí un verdadero suplicio, ya que no estoy lo que se dice especialmente dotado para el deporte” (“Mi vida”, p. 39).

Pocos meses después, el Seminario fue tomado por el ejército alemán y habilitado como hospital militar, y los seminarista se cambiaron de sede. Esto facilitó la estancia de Joseph, porque “no había un campo deportivo y, en lugar de deporte, caminábamos juntos por las tardes por los bosques de los alrededores y jugábamos en el cercano lago de montaña […]. Verdaderamente era una vida feliz para un muchacho. Me reconcilié con el seminario y viví un periodo muy bello” (Ibid., p. 40).

En 1945, a los 18 años, el joven Ratzinger se gradúa como bachiller en el Instituto de enseñanza secundaria de Traunstein. Meses después Ratzinger entra a la Facultad de Filosofía y Teología de Frisinga. En 1947 Joseph cambia de Universidad, y se va a estudiar a Munich.

En 1951, Joseph recibe la Ordenación sacerdotal y en julio de 1953, obtiene el doctorado en Teología. Como él mismo recuerda: “En ese entonces era una prueba que absorbía mucho tiempo: se nos examinaba de ocho disciplinas, cada una con un examen oral de una hora y un examen escrito; todo era coronado con un debate público […]. Fue una gran alegría, sobre todo para mi padre y para mi madre, cuando en julio de 1953 tuvo lugar este acto y obtuve el título de doctor en teología” (Ibid., p. 78).

Joseph Ratzinger cultivó las humanidades. Además de filosofía y teología, sabía de literatura y música. Leyó a los grandes autores alemanes, como Johann Wolfgang von Goethe, y a pensadores que influyeron en su generación, como Hermann Hesse. Todo esto será la base de su actividad intelectual, primero como Profesor de Teología y luego como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

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