domingo, 27 de febrero de 2011

“Acciones contundentes”… una vez más


Año 7, número 304
Por Luis-Fernando Valdés

Hemos vivido días tensos entre México y Estados Unidos, con motivo del asesinato del agente especial norteamericano, Jaime Zapata, a manos de sicarios del cártel de los Zetas. Mientras la Secretaria de Seguridad Interior de EUA, Janett Napolitano amenazaba a los responsables, y el Ejército mexicano detenía a los presuntos responsables, una dura pregunta quedaba por hacer: “y al final, ¿qué? ¿esto va a detener el consumo de drogas, que es el núcleo del problema?”

El agente Jaime Zapata. Descanse en paz.
El martes 15 de febrero, el agente Jaime Zapata, del  Servicio de Inmigración y de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), fue emboscado en San Luis Potosí, junto con su compañero Víctor Ávila, que resultó herido.
Durante el funeral de Zapata, la Secretaria Napolitano se comprometió a capturar a los responsables de la muerte del agente; pero dos semanas antes (el 31 de enero),  ella misma había amenazado a los cárteles mexicano que si llevaban su violencia a Estados Unidos, afrontarían “una reacción aplastante”.
Muy poco tiempo después, el día 22 la Secretaría de la Defensa Nacional detuvo y presentó a los presuntos responsables del homicidio, encabezados por Juliá Zapata Espinoza, conocido como “el Piolín”. El Presidente Obama felicitó al Presidente Calderón, y también afirmó: “continuaremos coordinando nuestros vigorosos esfuerzos para derrotar a las organizaciones criminales que operan en México y buscan explotar nuestra frontera compartida”.
Y dos días después, algunas fuerzas de seguridad de Estados Unidos realizaron un operativo a nivel nacional, enfocándose en ocho ciudades, que tuvo como resultado 400 detenidos. Las redadas sincronizadas de parte de los federales estadounidenses y la detención de narcos “son un contundente mensaje para los cárteles de las drogas mexicanas”, explicó el portavoz de la DEA, Michael Sanders a Notimex.
Esta “reacción aplastante” y estos “vigorosos esfuerzos”, ¿son realmente acciones “contundentes” para detener esta guerra? En un sentido lo son, pues arrestan a algunos criminales y confiscan armas. Pero en otro, no lo son, ya que no atacan la causa directa del problema: estas acciones no hacen nada por frenar el consumo de drogas en Estados Unidos.
La solución militar es importante, pero no puede ser la única respuesta. El origen del consumo de drogas es complejo, pero no cabe duda que la desintegración familiar está en la raíz. Entonces, ¿por qué no vemos que se diseñen y lancen campañas a favor de la unidad y estabilidad de las familias?
Y, curiosamente, se ha hecho una gran campaña mediática contra el consumo de tabaco, con eslóganes como “fumar produce cáncer”, “riesgo de muerte”, pero no se ha elaborado una campaña que indique que “comprar drogas destruye a tu familia y a tu País”…
Hasta ahora la muerte un agente norteamericano y de varios miles de militares, policías y civiles mexicanos sólo ha servido para encarecer el precio de las drogas. Ojalá que estos decesos sirvan también para bajar el consumo de estupefacientes, el cual es la fuente de la guerra del narcotráfico.
Mientras no disminuyan los compradores de drogas, de poco servirán los discursos. Y a las “acciones contundentes” contra capos y sicarios, le seguirán nuevos capos y nuevos sicarios que reemplazarán a los caídos y arrestados. Y así el ciclo será infinito. ¿Hasta cuándo la reducción de los consumidores será parte de la agenda política y de las acciones antidrogas?
lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com 

domingo, 20 de febrero de 2011

El reverso del caso Aristegui


Año 7, Número 303
Luis-Fernando Valdés

En una semana, la periodista Carmen Aristegui fue despedida y luego reintegrada a su noticiero en MVS radio. Esta noticia tuvo amplia difusión en los medios y las redes sociales. Junto con el tema de la libertad de expresión, este suceso vino a recordarnos nuevamente la necesidad de la ética en el periodismo.

Primero, veamos la crónica de este hecho. El viernes 4 de febrero, un grupo de diputados del PT, encabezados por Gerardo Fernández Noroña, exhibió una manta en la que acusaba de alcoholismo al presidente Felipe Calderón.
Ese mismo día, en su espacio radiofónico Aristegui cuestionó: “¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República”.
El lunes 7, MVS radio publicó un comunicado en el que dio a conocer que la empresa daba por terminada su relación con Aristegui. En su mensaje, esta empresa explicó: “En nuestro código de ética, nos comprometemos a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias. (…) El pasado viernes 4 de febrero, la periodista Carmen Aristegui dio por válida una presunción, transgrediendo nuestro código ético y al negarse a ofrecer, como lo solicitó la empresa, una disculpa pública, decidimos dar por terminada nuestra relación contractual”.
Anuncio en la página de MVS radio,
sobre el retorno de la periodista.
Una semana después, el lunes 15, el presidente de MVS, Alejandro Vargas Guajardo, dio a conocer el regreso de la locutora a su programa noticioso. Y es importante destacar que Vargas también anunció que MVS estableció que se designará un “Defensor del Radioescucha”, que tendrá a su cargo la evaluación regular de los contenidos con sustento en el Código de Ética.
Y el presidente de MVS añadió: “La figura del defensor de los públicos es fundamental, en el panorama internacional de los medios, para afianzar las relaciones entre periodistas, empresas informativas y sociedad”.
Entonces la noticia a destacar es doble: no sólo es la vuelta de Aristegui al aire, sino también la necesidad de clarificar los parámetros de la deontología periodística. Se trata de una situación que desde hace varios años se va tratando más y más en los libros sobre comunicación.
Así lo había afirmado ya en 2006, el entonces portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, al recibir un doctorado “honoris causa” en la Universidad de Nápoles. Destacó que son los comunicadores mismos los que ven que se abre “un gran espacio de riesgo ético en el campo del periodismo”.
Según Navarro Valls, la respuesta de muchos periodistas a este riesgo ético ha consistido en una “catalogación deontológica”, y explicó que “prácticamente todas las profesiones socialmente configuradas se dotan de códigos éticos”, con “proposiciones normativas que regulan la actividad del periodista tanto en la obtención de informaciones como en su elaboración, hasta el momento en que la noticia aparece” (impresa o al aire).
El caso Aristegui nos da mucho que pensar. Tutelar la libertad de expresión es un deber grave; pero con la misma fuerza se debe cuidar su recto ejercicio, porque siempre está presente el riesgo de atropellar la buena fama de un tercero.
Por eso, el reverso de la libertad de expresión hoy se nos manifiesta como la apremiante necesidad de que sea establecido –en cada medio informativo– un organismo que vigile la aplicación de los códigos de ética periodística, y así los individuos queden protegidos de posibles daños morales por parte de los medios.
Correo: lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

domingo, 13 de febrero de 2011

El drama de la paternidad anónima


Año 7, número 302
Luis-Fernando Valdés

La perenne discusión entre ciencia y ética ha abierto recientemente un nuevo episodio. Son las personas concebidas mediante la donación de esperma las que cuestionan hoy las consecuencias de ese método. ¿Se vale todo para engendrar a un ser humano? ¿Hasta dónde puede llegar el deseo de paternidad y maternidad?

Recientemente me he encontrado artículos, en portales Internet, que tratan sobre el impacto psicológico que reciben las personas, al enterarse de que fueron engendradas mediante fecundación asistida o “in vitro” (FIVET) con gametos anónimos tomados de bancos de esperma.
Esos artículos se han escrito con motivo del lanzamiento del portal AnonimousUs.org, que publica historias reales de donadores de gametos y de personas concebidas de esa manera, y que tiene por política cuidar la dignidad tanto de los afectados como la de sus familiares.
Alana Stewart, fundadora de
AnonymousUs.org
La fundadora de este portal es Alana Stewart, de 24 años nacida en San Francisco, California, que fue concebida con el esperma de un donador anónimo. Busca compartir estas historias para que las personas tomen conciencia de lo que implica la decisión de engendrar un hijo, por medio de este procedimiento, sin dejarse influir sólo por los motivos comerciales que sostienen a las clínicas de FIVET.
Leyendo los testimonios que ahí se publican, impresiona mucho ver cómo esos niños, desde que se enteran que fueron concebidos por un anónimo donador de semen, siempre desean saber quién es su padre biológico.
Y sigue luego una desgarradora vida personal, pues esas personas así engendradas se cuestionan mucho el amor de los padres que los ha criado, y si se les ha respetado como seres humanos.
Ignacio Aréchaga habla de los “huérfanos genéticos” y recoge, por otra fuente, la dura declaración de una muchacha de Estados Unidos, concebida por este método explica que “es hipócrita que tanto padres como médicos supongan que a los ‘productos’ del banco de semen no les interesa conocer sus raíces biológicas, cuando es el vehemente deseo de tener descendientes biológicos lo que hace que los clientes recurran a la inseminación artificial”.
Este deseo de conocer al padre biológico está presente también en las personas que han crecido bien, con un padre adoptivo al que aman. Insisten en que no desean pedir que el donador las reconozca, sino sólo saber quién es. Y, en algunos casos, el golpe ha sido duro al conocerlo, pues han descubierto que eran personas alcohólicas o que tenían vidas muy desdichadas.
Esto nos lleva a pensar que la ciencia –y el comercio de la técnicas de fecundación asistida– tienen un límite. Y esa frontera infranqueable son los niños y su derecho a ser concebidos por el amor espiritual y sexual de sus propios padres.
Como las técnicas de procreación artificial son recientes, todavía no conocíamos las consecuencias reales en las personas reales. Pero ahora vemos que la alegría de concebir un hijo, no justifica el trauma psicológico que se le ocasionará ese hijo.
Todo queremos que los matrimonios puedan tener hijos. Y nos solidarizamos con el dolor de  quienes no pueden concebirlos. Sin embargo, hay que decirlo con fuerza: el deseo natural de paternidad y maternidad no se convierte en un derecho a tener un hijo a cualquier precio. Por el contrario, ahora nos queda claro que es superior el derecho del niño a tener una adecuada salud emocional.
Correo: lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

domingo, 6 de febrero de 2011

La espiral de la marihuana


Luis-Fernando Valdés

En días recientes, el Secretario de Seguridad Pública, reconoció que en México se ha incrementado notablemente el consumo de drogas. Mientras que nuestro País se está desgastando por el combate armado contra el narcotráfico, son los propios consumidores mexicanos los que propician la existencia de los cárteles. Entonces, ¿cuándo va a terminar esta larga guerra?

El secretario de Seguridad Pública federal,
Genaro García Luna, ante el Congreso de la Unión
 (Foto:Lucía Godínez, "El Universal").
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, compareció ante legisladores el pasado 31 de enero, y declaró: “México sí tiene un incremento importante de adicciones, y debo señalar que es un punto de los más importantes que habría que señalar y atender”.
En efecto, es una situación a la que hay que poner atención, porque las cifras son alarmantes. Según las estadísticas de la SSP, tomadas del Reporte Mundial de Drogas de la ONU, actualmente hay 3 millones de mexicanos que consumen marihuana; 1.7 millones, cocaína, y 367 mil son adictos a las anfetaminas.
Esto significa que en México hay un mercado de estupefacientes muy grande, estimado por la SSP en 8 mil 780 millones de dólares al año. Aunque la cifra es pequeña comparada con este mismo mercado de Estados Unidos (valuado en 64 mil 334 millones de dólares), no deja de ser alarmante.
Para dar una idea del volumen del mercado mexicano de narcóticos, comparémoslo con la facturación de Grupo Bimbo en 2009, que ascendió a 458 millones de dólares, incluidas las ventas en otros países. La venta de drogas en nuestro territorio, según estas cifras, es 19.17 veces más grande.
Si lo pensamos despacio, nos damos cuenta de que esto es terrible, porque nos revela que una causa muy importante de que México esté en guerra se debe no sólo a los fármaco dependientes de los Estados Unidos, sino también a los propios mexicanos que consumen drogas. De todas las causas y agravantes del conflicto, está es quizá la más penosa, pues señala la existencia de casi cinco millones de mexicanos que están dañando a su propia nación.
Las causas de la actual guerra son múltiples y cada una es muy compleja. Aunque, el factor económico sólo es el más inmediato y notorio. Hay otras causas, no tan fáciles de dimensionar, que subyacen en todo el conflicto: por ejemplo, la injusticia social que mantiene a tantos en la pobreza y que los obliga a enrolarse en el mundo del narcotráfico; o también, hijos abandonados o descuidados que terminan por recurrir a las drogas.
Aunque la solución a este problema necesariamente tiene que ser multi-dimensional, es posible señalar algunas pautas desde el punto de vista económico. En este aspecto, la clave radica en que esta sucesión creciente de acontecimientos violentos no disminuirá mientras la demanda de drogas siga en aumento. La solución –al menos en teoría– consiste en reducir la demanda hasta que se produzca una sobreoferta: en otras palabras, se requiere que cada vez haya menos consumidores de estupefacientes.
¿Cómo lograrlo? Un posible vía –que además es fácil de difundir– es fomentar en cada mexicano la conciencia de que cada peso invertido en drogas se traduce en un peso pagado a los que están destruyendo el País.
Aunque ese consumidor no sea adicto, aunque pruebe la marihuana sólo por curiosidad, se está convirtiendo en cómplice de los narcos. Cada vez que un mexicano compra drogas, financia el sueldo de los sicarios y los secuestradores. Por eso, para romper la espiral de la marihuana, hay que dejar de darle dinero a los que devastan nuestra Patria.

Correo: lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com