domingo, 29 de julio de 2012

De Pontífices y Olimpiadas



Año 8, número 378

Luis-Fernando Valdés

Estamos al inicio de las Juegos Olímpicos de Londres. Quisiera compartirles unos episodios en los que se muestra el apoyo de algunos Papas al deporte, porque vieron en él una gran oportunidad para que los seres humanos convivan fraternalmente.

La primera historia corre a cargo de San Pío X, que estuvo en el pontificado de 1903-1914. El libro “Pío X y el deporte” de Antonella Stelitano cuenta que en 1908 Roma, tras una grave crisis económica, renunció a organizar las Olimpiadas, que fueron finalmente celebradas en Londres. Ese mismo año, el inventor de los Juegos, el francés Pierre De Coubertin, pidió ayuda a la Santa Sede para promover esta justa olímpica y fue el Papa Pío X quien personalemente le ofreció su apoyo.

Stelitano explicó, en una entrevista realizada por la Radio Vaticano, que este episodio ocurrió en una época en la que menos del uno por ciento de la población hacía deporte, y quien lo practicaba lo hacía como adiestramiento militar o como pasatiempo de la clase noble.

La Autora comenta que San Pío X “vio la posibilidad de que el deporte fuera educativo”, y pudiera ser “una forma de acercar a los jóvenes, para que estando juntos siguieran una reglas y respetaran al adversario. Creo que entendió que era posible hacer que las personas estuvieran juntas de una forma muy simple, unirlas sin problemas de raza, religión o ideas políticas diferentes”. [VIS, 27.VII.2012]

Ante la dificultad de aquella época de comprender la gimnasia, Antonella Stelitano recordó las palabras que el Papa San Pío X habría dicho a uno de sus cardenales: “Muy bien. Si no entienden que es algo que se puede hacer, me pondré yo a hacer gimnasia delante de todos; así verán que si la hace el Papa, la puede hacer todo el mundo”.

El segundo episodio corresponde a un Pontífice con gran fama de deportista: Juan Pablo II. Durante el Jubileo del Año 2000, fue organizado el “Jubileo de los Deportistas”, que ofrecieron al Papa polaco una exhibición de atletismo y un partido de futbol.

El entonces Papa dio un discurso en esos mismos días a los representantes del deporte mundial, y les recordó que “el sentido de fraternidad, la magnanimidad, la honradez y el respeto del cuerpo -virtudes indudablemente indispensables para todo buen atleta-, contribuyen a la construcción de una sociedad civil donde el antagonismo cede su lugar al agonismo, el enfrentamiento al encuentro, y la contraposición rencorosa a la confrontación leal”.

Y les explico que el deporte “puede transformarse en vehículo de civilización y de genuina diversión, estimulando a la persona a dar lo mejor de sí y a evitar lo que puede ser peligroso o gravemente perjudicial para sí misma o para los demás”. (Discurso, 28.X.2000).

Benedicto XVI, quien se refiere a sí mismo como nada deportista, en días recientes dirigió un mensaje para estos Juegos de Londres. Afirmó que “las Olimpiadas son el mayor evento deportivo mundial, en el que participan atletas de muchísimas naciones, y como tal reviste también un fuerte valor simbólico”.

Benedicto XVI apoya las virtudes del deporte,
y ha recibido muchas camisetas de fútbol.
El Papa alemán incluyó también una plegaria por este evento mundial, “para que, según la voluntad de Dios, los Juegos de Londres sean una verdadera experiencia de fraternidad entre los pueblos de la Tierra”. [Zenit.org, 22.VII.2012]

Desde esta columna también formulamos nuestros buenos deseos y elevamos nuestras plegarias para que estas Juegos nos traigan días de tregua mundial –como firmaron los países miembros del Comité Olímpico Internacional–, y que se reafirme en todos el deseo de una verdadera fraternidad.

domingo, 22 de julio de 2012

El plano inclinado de la intolerancia


Año 8, número 377
Luis-Fernando Valdés

En pleno siglo XXI, los ataques a la libertad religiosa siguen perpetrándose. En lo que va del año, el grupo terrorista de inspiración islámica Boko Haram, que desde enero de 2012 ha asesinado a 800 cristianos. En Siria, los cristianos sufren hoy una persecución poco conocida, porque la atención mundial está enfocada en la guerra civil. Aunque parece lejana, esta situación ya nos afecta en Occidente, ¿en qué se nota?

Catedral de Garissa (Kenia) después del atentado,
donde murieron 17 personas.
El mapa de los ataques a los cristianos es amplio. En Kenia, el pasado 1 de julio se perpetraron unos sangrientos atentados en Kenia, en la ciudad de Garissa, contra dos iglesias cristianas, entre ellas la catedral católica, durante el rezo dominical, en los que murieron al menos 17 personas.

En China, el pasado 7 de julio con la aprobación papal, Mons. Taddheus Ma Daqin, fue ordenado obispo auxiliar de Shangai. En la ceremonia, declaró que  no sostendría ninguna de las posturas de la Asociación Patriótica de los católicos chinos, que es la Iglesia controlada por el Gobierno de Pekín. Al terminar la Misa, fue arrestado y aún sigue detenido.

En un primer momento, estas situaciones parecen lejanas a nuestro País. Quizá sólo serían objeto de solidaridad y de indignación. Pero si observamos las fases que suele seguir la intolerancia hacia los cristianos, la visión cambia, pues notamos que no estamos tan lejos.

Es Mons. Mamberti, Secretario vaticano para las relaciones con los estados quien explica estas tres etapas. Según este Prelado, el “primer estadio es la intolerancia, que es un fenómeno social y cultural. Después viene la discriminación, que es un proceso jurídico. Al final, los verdaderos crímenes de odio”. [Nota]

Podemos entonces observar que en nuestra nación ya se dan algunos síntmoas. Según Mamberti, “en Occidente vemos hoy, sobre todo, la presencia del primer estadio: la intolerancia. Hay una hostilidad que aumenta contra la religión en general, y contra la Iglesia católica en particular en sectores significativos de los medios, del espectáculo y, a veces, incluso del arte moderno”.

Las observaciones de este alto funcionario de la Curia tiene fundamento real, por ejemplo “en Europa, en los Estados Unidos y en Australia se han propuesto o han sido expuestas obras artísticas consideradas ofensivas por un buen número de cristianos”.

En lo referente al segundo estadio, la discriminación, Mamberti también se refirió a las “leyes que limitan el derecho a la objeción de consciencia” y “la marginación de la religión y, en particular, del cristianismo, que permite expulsar de la vida pública las fiestas y los símbolos religiosos, en nombre del respeto de los que pertenecen a otras religiones o de los que no creen”.

El Secretario vaticano reconoció que Occidente no hay violencia ni crímenes como los de África o Asia. Sin embargo, hizo una importante observación: “la idea del ‘plano inclinado’ nos recuerda que el camino que lleva de la intolerancia a la discriminación y de la discriminación a la violencia puede recorrerse rápidamente”, y por este motivo “es importante dar valor a la libertad religiosa”.

Si aplicamos esto a nuestro País, podemos ver que la gran importancia que tiene que los Congresos locales estudien a fondo y aprueben la reforma constitucional al Art. 24 de nuestra Carta Magna, porque se trata de un derecho humano, que si se respeta y se custodia garantizará la paz y la tolerancia, y evitará toda discriminación y violencia hacia los creyentes de cualquier religión.

domingo, 15 de julio de 2012

Judíos revindican a Pío XII


Año 8, número 376
Luis-Fernando Valdés

Una buena noticia para el diálogo interreligioso. El museo Yad Vashem en Jerusalén cambió el texto acusatorio contra Pío XII de no haber ayudado a los deportados a los campos de exterminio. ¿Qué implicaciones tiene esta decisión histórica?

El Yad Vashem es un “monumento vivo del pueblo judío al Holocausto” fue “establecido en 1953 como centro mundial de documentación, investigación, educación y conmemoración del Holocausto”. [Cfr. página oficial del Museo]

La foto de Pío XII fue expuesta por primera vez con la apertura del nuevo museo en 2005. Junto a ella hay una inscripción que señala al Papa Pacelli como el responsable del «silencio» y «de la ausencia de líneas directrices» para denunciar el holocausto.


Vista de la Sala del Yad Vashem, donde se encuentra la foto de Pío XII.

El entonces Nuncio en Israel, Mons. Pietro Sambi pidió que se modificara el pie de foto. El siguiente Nuncio, Mons. Antonio Franco, presentó una nueva protesta en 2007, y el Museo prometió cambiar la leyenda sobre el Papa y el Holocausto. [Noticia]

Y, en octubre de 2009, el Vocero de la Santa Sede declaró que era muy deseable que ese letrero fuera “objeto de una nueva, objetiva y profunda consideración por parte de los responsables del Museo”. [Noticia]

Previamente, en marzo de 2009, se reunieron a puerta historiadores católicos y expertos judíos invitados por el Yad Vashem se reunieron a discutir sobre las investigaciones sobre Pío XII y la Shoah. [Noticia]

En su momento, el padre Peter Gumpel, postulador de la causa de beatificación de Pío XII explicó que “hay que considerar que Pío XII cuenta con millones de personas que lo estiman y lo veneran, en particular entre los judíos, y que consideran ofensivo y contrario a los hechos históricos lo escrito en el pie de foto”. [Nota] Además, Gumpel dio a conocer que “hasta el estudioso judío sir Martin Gilbert, máximo historiador de la Shoah, había pedido la remoción [de ese texto]”. [Nota]

La nota de prensa del Museo indica que el cambio de texto –más moderado– “no es resultado de presión por parte del Vaticano”, sino que se debió a avances en las investigaciones históricas. El primer texto estaba basado en trabajos llevados a cabo hasta el 2000, mientras que el nuevo escrito toma en cuenta tanto los archivos vaticanos sobre Pío XII (hasta 1939) como los resultados de la reunión de 2009. [Nota de prensa, 1.VII.2012]

Ésta es la foto del Papa Pío XII junto a los paneles controvertidos,
en el Museo Yad Vashem, en Jerusalem. 
El nuevo panel junto a la foto matiza las acusaciones sobre el Papa explicando que la relación de Pacelli ante el asesinato de judíos es “objeto de discusión entre los académicos”. Además, ahora junto a la acusación de el Pontífice no condenó abiertamente a los nazis, se incluye la aclaración de la parte católica: “Sus defensores sostienen que esa neutralidad impidió medidas más duras contra el Vaticano y las instituciones de la Iglesia en toda Europa, permitiendo así que un número considerable de actividades secretas de rescate tuvieran lugar en los diferentes niveles de la Iglesia”.

Gary Krupp, judío neoyorkino, creció con odio hacia Pío XII por antisemita. Pero ahora como presidente de “Pave the Way Foundation”, sociedad que busca tender puentes entre las religiones, afirmó que la campaña de difamación –que en realidad inició en la era soviética– contra este Pontífice está llegando a su fin. [Nota]

Sin duda, esto es un paso histórico en la relación de Israel con la Iglesia Católica. Pero también es una gran señal para el mundo occidental: las religiones, que durante siglos han estado en conflicto, ahora muestran que pueden dialogar. Ojalá que seamos testigos del inicio de una nueva época de acercamiento entre los diversos credos de la Humanidad, y que esta cercanía fomente la paz mundial.


domingo, 8 de julio de 2012

Inglaterra reenfoca el matrimonio


Año 8, número 375
Luis-Fernando Valdés

Mientras que algunas organizaciones están buscando imponer modelos alternativos de familia en América Latina, en Inglaterra tanto las autoridades eclesiásticas anglicanas como asociaciones civiles han iniciado una defensa del matrimonio tradicional. ¿Hablar hoy del matrimonio de un hombre y una mujer para siempre es retroceder o avanzar?

Sir Paul Coleridge, juez de lo familiar y
fundador de la Marriage Foundation.
Los índices de divorcio en Inglaterra van en aumento y representan un gran costo para la sociedad británica, estimado en 44 billones de euros al año. Esto tiene preocupados a los jueces de familia del Tribual Supremo de aquel país. [Fadep.org, 11.V.2012]

Para invertir esta tendencia, el magistrado Sir Paul Coleridge, junto a otros jueces de familia, creó el pasado 1 de mayo la Marriage Foundation, para impulsar un cambio de actitud hacia el matrimonio en la sociedad inglesa. Esta fundación buscará tanto la investigación social que influya en las propuestas de políticas públicas, como ayudar a la gente que pasa por crisis matrimoniales.

El juez Coleridge aspira a crear “un movimiento en todo el país destinado a cambiar las actitudes desde abajo hasta lo más alto de la sociedad, de modo que mejore la vida de todos, especialmente de los niños. Queremos promover –afirmó– el matrimonio como el patrón oro de las relaciones de pareja”.

Por otra parte, la Iglesia Anglicana ha hecho pública su oposición a la pretensión del gobierno británico de permitir el matrimonio civil a parejas homosexuales. En una respuesta a la consulta del gobierno sobre matrimonio entre personas del mismo sexo, esta Iglesia estima que cambiar la comprensión civil del matrimonio cambiará el modo en que se define el matrimonio por todos, a pesar de que el gobierno asegure lo contrario. [Zenit.org, 12.VI.2012]

La misiva, firmada por los arzobispos de Canterbury y de York, sugiere que un cambio de este tipo “alteraría la naturaleza intrínseca del matrimonio como unión de un hombre y una mujer, como está establecido en las instituciones humanas a lo largo de la historia”.

El documento explica que “el matrimonio beneficia a la sociedad de muchos modos, no sólo promoviendo la reciprocidad y la fidelidad, sino también reconociendo una subyacente complementariedad biológica que incluye, para muchos, la posibilidad de la procreación. La ley no debería tratar de definir más allá de la objetiva distinción entre hombre y mujer”.

Hay un contraste muy grande entre las posturas liberales en América Latina que alientan otro tipo de uniones matrimoniales y las posiciones de vanguardia europeas. Las primeras apenas van, mientras que las otras están de vuelta, porque han experimentado el costo social que conlleva alejarse de la familia formada por un hombre y una mujer para siempre.

Es notorio que tanto instituciones religiosas no católicas y fundaciones civiles de un país desarrollado proponen una vuelta a la llamada “familia tradicional”. No se trata pues de la injerencia de la Iglesia Católica, sino de la búsqueda de solución para un problema que de hecho ya afecta seriamente a una nación del Primer Mundo.

Estamos muy a tiempo en México para reenfocar el concepto de matrimonio y familia “tradicionales”, y ver que son piezas claves para el tejido social del País. Hay un reto grande tanto para la sociedad civil como para los legisladores: implementar medidas que favorezcan la fidelidad de los esposos, y preparar a los futuros cónyuges para que entiendan y vivan el matrimonio para siempre. Más vale que “estemos de vuelta” antes de que la inestabilidad familiar se convierta en un problema social.

domingo, 1 de julio de 2012

¿Es ético dejar de votar?


Año 8, número 374
Luis-Fernando Valdés

Llegó el esperado día de las elecciones presidenciales y de legisladores. Después de unas intensas campañas electorales por parte de los partidos políticos, ahora le corresponde a los ciudadanos emitir su voto. En el ambiente electoral flota una nube de escepticismo, y para no pocos la abstención es una opción. Pero, ¿es moralmente correcto no ir a votar?
Hoy 79 millones de mexicanos 
debemos ir a las urnas.
[Foto: www.periodicoabc.mx]

La reflexión de hoy consiste en enfocar muy bien el tema de fondo. Los ciudadanos debemos votar por una razón que no tiene que ver con estar afiliados a un partido o con tener simpatía por uno. Antes que miembros o simpatizantes de un instituto político, somos ciudadanos y tenemos las obligaciones propias que conlleva ser miembros de una nación.

De esta manera, ya tenemos claro el punto de referencia. Tenemos que votar porque es la manera como hoy por hoy ejercemos uno de los principales deberes como ciudadanos, es decir, como miembros activos de un País (por ser mayores de edad, y por no tener ninguna condena penal que limite nuestros derechos).

Una comparación puede ayudar. Así como un padre de familia no puede dejar de dar de comer a su prole, porque es una obligación que nace del hecho de tener hijos; de igual manera, un ciudadano debe votar, porque es una obligación que surge del hecho de ser mexicano.

Y así como un padre de familia no le puede negar los alimentos a sus hijos, aunque éstos sean malos estudiantes; de igual manera los ciudadanos no podemos abstenernos de votar, aunque no nos terminaran de convencer los políticos o sus propuestas.

Entonces, la clave es ésta: la obligación de ir a las urnas radica en que votar es el modo como cada mexicano mayor de edad expresa su condición de ciudadano. Abstenerse de votar es faltar contra los deberes que tenemos como miembros activos de México.

Veamos esto mismo desde la óptica de los símbolos. Cuando un ciudadano se abstiene de votar, muchas veces lo que desea es “expresar” su inconformidad ya sea contra el sistema político ya sea contra los candidatos. Pero se trata de un “signo” equivocado, porque el no votar significa “no soy ciudadano”.

En cambio, si algún ciudadano desea expresar su inconformidad, tiene que recurrir a otro símbolo: ir a votar y anular la boleta. Este gesto de “anular” (no confundir con “abstenerse”) significa claramente dos cosas: “soy ciudadano” y “no estoy de acuerdo”. En cambio, no votar da a entender algo distinto: “no soy ciudadano”.

En otras palabras, el no estar de acuerdo con el sistema o el no tener un candidato según nuestras preferencias no es una razón ética para dejar de votar. Y es que siempre será éticamente malo renunciar a nuestra condición de ciudadanos.

La obligación de votar es fruto de nuestra condición de mexicanos, y nada ni nadie (ni siquiera las condiciones políticas actuales) nos puede empujar a renunciar a ella. Esto es similar al caso de una madre, la cual no puede renunciar a su papel de madre, aunque sus hijos no sean lo que ella soñó.

Además, ejercitar el voto es un modo concreto de servir a México. Los creyentes —aunque esto es válido para todo ciudadano, sin importar su credo— “de ningún modo pueden abdicar de la participación en la ‘política’; es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común. Su compromiso político es una expresión cualificada y exigente del empeño cristiano al servicio de los demás” (Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, n. 41).


Lea también: El deber de votar