viernes, 28 de septiembre de 2018

Termina el “cisma” de la Iglesia en China

Año 14, número 698
Luis-Fernando Valdés

Una bandera china ondea en la Plaza de San Pedro.
El reciente Acuerdo entre China y el Vaticano
facilitará la unión de los fieles chinos con Roma.
Luego de 60 años de conflicto entre el gobierno comunista chino y la Santa Sede, ambas partes llegan a un Acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos. Ofrecemos hoy un breve análisis para comprender el alcance de este pacto, que logra reunir de nuevo a los católicos chinos.

1. El origen del problema. Después de la llegada del comunismo a China, el régimen consideró a Roma y al Papa como influencias externas al país, que podrían provocar desacuerdos con el gobierno. Por eso, el régimen creó la Asociación Católica Patriótica China en 1957, para coordinar a todos los obispos de ese país.
La situación se tornó crítica cuando esta Asociación nombró obispos sin el permiso de Roma y dando lugar a la llamada “Iglesia oficial”. Esos obispos automáticamente quedaron excomulgados, dando lugar a un cisma.
Esa mismo deseo de control directo del gobierno chino, más allá de las funciones legítimas de los poderes del Estado, hizo que apareciera el fenómeno de la “Iglesia clandestina”, que son las diócesis cuyos obispos está reconocidos por Roma pero no por el Gobierno, y por eso son perseguidos y arrestados.

2. La solución provisional. Después de muchos años de pacientes negociaciones, el pasado día 22 de septiembre, la Santa Sede y la República Popular China alcanzaron un Acuerdo provisional, que tiene como núcleo el complicado tema del nombramiento de obispos.
El vocero del Vaticano, Greg Burke, señaló que “el objetivo del acuerdo no es político, sino pastoral, permitiendo a los fieles tener Obispos que estén en comunión con Roma y, al mismo tiempo, que sean reconocidos por las autoridades chinas”.
Este Acuerdo permitirá que desde ahora será el Papa quien nombre a los obispos chinos, como enfatizó Francisco en la conferencia de prensaen el vuelo de regreso del viaje a los países bálticos. Se tratará de un proceso en que el gobierno chino podrá proponer candidatos, que deberán ser aceptados o rechazados por el Papa.

3. Una medida no fácil de entender. Desde comienzos de este años, cuando se rumoraba la firma de este acuerdo, algunos católicos chinos clandestinos, como el Card. Joseph Zen Ze-kiun, manifestaronque se sentían “abandonados” por la Santa Sede, a pesar de su resistencia a los embates del gobierno.
Por eso, Francisco dirigió una Carta a los católicos chinos, el pasado 26 de septiembre, en la que explica los motivos del Acuerdo. El Pontífice ahí manifiesta que es “consciente de que semejante torbellino de opiniones y consideraciones habrá provocado mucha confusión, originando en muchos corazones sentimientos encontrados”. 
Añade que “en algunos, surgen dudas y perplejidad; otros, tienen la sensación de que han sido abandonados por la Santa Sede y, al mismo tiempo, se preguntan inquietos sobre el valor del sufrimiento vivido en fidelidad al Sucesor de Pedro”(n. 1).
Y, por eso, los invita a ellos y a toda la comunidad católica china a “permanecer unida, para superar las divisiones del pasado que tantos sufrimientos han provocado y lo siguen haciendo en el corazón de muchos pastores y fieles”. Y les pide “que todos los cristianos, sin distinción, hagan ahora gestos de reconciliación y de comunión” (n. 6).

Epílogo. En todo pacto de paz cada una de las partes pierde algo para poder ganar lo más grande, recordó el Papa Francisco, con motivo de este acuerdo. Aunque el “precio” fue caro (pedir a la Iglesia clandestina acoger a los obispos oficiales, gesto doloroso para los que tuvieron que resistir la persecución), la ganancia para la Iglesia fue muy grande: garantizar la comunión de todos los obispos chinos con la Santa Sede. Así ha desaparecido el cisma “de facto” que existía en la Iglesia católica china.

sábado, 22 de septiembre de 2018

El desafío de Francisco a la mafia

Año 14, número 697
Luis-Fernando Valdés

En su reciente viaje a Palermo, “capital” de la mafia siciliana, el Papa condenó al crimen organizado. Dijo que un mafioso “con su vida insulta el nombre de Dios”. ¿Por qué el Pontífice desafía a estos criminales? 


El Beato Giuseppe "Pino" Puglisi,
asesinado por oponerse a la mafia siciliana.
1. El motivo del viaje. Francisco hizo este viaje, el pasado 16 de septiembre, para honrar la memoria del padre Giuseppe Puglisi, llamado afectuosamente “don Pino” por sus feligreses, pues se cumplieron 25 años de que fuera asesinado por la mafia, pues el hoy beato se opuso al control de la organización criminal sobre los barrios más conflictivos de Palermo.
Don Pino rechazó los donativos que hacían los grupos mafiosos y se opuso con firmeza a los honores que se les concedía a los “capos” durante las fiestas patronales que, tradicionalmente, empleaban para sus propios intereses. 
Además, el P. Puglisi organizó un hogar para salvar de la mafia a cientos de niños del barrio Brancaccio, pues eran utilizados para transportar droga. El 15 de septiembre de 1993, cuando cumplía 56 años, don Pino fue asesinado por la mafia siciliana frente a su parroquia en Palermo. Fue beatificado por Francisco el 25 de mayo de 2013. (Nota)

El Papa Francisco rezó en lugar donde fue
asesinado el padre Pino por la mafia.
2. Ante una sociedad dañada. Para entender correctamente el gesto de Francisco de ir a la tierra de la mafia es importante entender el contexto. No se trataba de un acto de bravuconería del Papa, sino de una visita para llevar esperanza a los sicilianos en medio de una crisis social.
El Papa dijo a los miles de feligreses ahí reunidos que “no son pocas las heridas que los afligen”. Y las enunció: “subdesarrollo social y cultural, explotación de los trabajadores y falta de una ocupación digna para los jóvenes, migración de núcleos familiares completos, usura, alcoholismo y otras dependencias, juego de azar, ruptura de los lazos familiares”.
El Pontífice reconoció que frente a tanto sufrimiento, “la comunidad eclesial puede presentarse, en ocasiones, confusa y cansada”, y por eso invitó a reflexionar sobre “las heridas de la sociedad y de la Iglesia”, para encontrar en ellas a Cristo y vivir la caridad en esas circunstancias concretas. (Nota)

3. Más que una condena, una invitación a cambiar. En la homilía pronunciada en el Foro Itálico, donde Juan Pablo II hizo una histórica condena a la mafia, el Papa Francisco dijo con toda claridad que no se puede creer en Dios y ser mafioso.
La razón es clara: “Quien es mafioso no vive como cristiano, porque blasfema con la vida el nombre de Dios-amor”.  Explicó también la diferencia entre la actitud de un mafioso y la de un cristiano: “Hoy tenemos necesidad de hombres de amor, no de hombres de honor; de servicio, no de opresión; de caminar juntos, no de perseguir el poder”.
El Papa insistió en el contraste entre un criminal y un cristiano: “Si la letanía mafiosa es: ‘tú no sabes quién soy yo’, la oración cristiana es: ‘Señor, ayúdame a amar’”. Entonces, Francisco hizo la siguiente invitación a los malhechores.
“Por ello, a los mafiosos les digo: ¡Cambien! Dejen de pensar en ustedes mismos y en su dinero. ¡Conviértanse al verdadero Dios de Jesucristo! De otro modo, su vida quedará perdida y será el peor de los fracasos”.

Epílogo. Además de afrontar día a día la dura crisis actual de la Iglesia católica, Francisco continúa con su agenda de llevar el Evangelio a una sociedad también en crisis. El Papa cuida del Pueblo de Dios y de la sociedad, y propone el mensaje de Jesucristo como la gran respuesta a nuestra época.
Dado que el tejido social de América Latina también está dañado por grupos criminales que trafican personas, distribuyen drogas y secuestran y matan a millares de inocentes, extorsionan a migrantes, etc., el mensaje de Francisco también se aplica a aquí: no se puede ser cristiano y narcotraficante, ni sicario, ni tratante de personas. También hay que decir a los criminales de acá que es tiempo de mirar a Dios y cambiar de vida, para que juntos reconstruyamos la sociedad.


sábado, 15 de septiembre de 2018

Torres Gemelas: ¿vencidos por el odio?

Año 14, número 696
Luis-Fernando Valdés

El atentado del 11 de septiembre,
ocasión para rezar por 
la paz (Foto).
El 9-11, fecha del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, se ha convertido en un icono de que nadie se escapa del terrorismo. Y 17 años después, este triste suceso es ya también un símbolo de las millares de víctimas del fanatismo en todo el mundo. ¿El odio tiene la última palabra en el panorama internacional?

1. En la raíz del terrorismo. La historia reciente de Medio Oriente es muy compleja, pues se trata de culturas diversas que los occidentales agrupamos de un modo simplista al etiquetarlas como los “países árabes”. Y también podemos errar al reducir su problemática a un “asunto de petróleo”. 
Sin embargo, es un hecho que algunas facciones violentas de esos países han utilizado una combinación muy explosiva para justificar el terrorismo:  el sentimiento nacionalista y  el sentido religioso del pueblo. El resultado ha sido una espiral de odio, pues la violencia ha generado más violencia.

2. Religión y terrorismo. Varios grupos terroristas procedentes de Medio Oriente han instrumentalizado a la religión islámica, utilizándola como motivación para los sicarios, a los que convencen de que están realizando un acto de martirio.
Pero las religiones no deben ser utilizadas como motivo para pelear, ni para reivindicar causas sociales o políticas. Poco después del ataque bélico de Estados Unidos a Afganistan, como represalia del atentado en NY, Juan Pablo II ya muy anciano, hizo un llamamiento a todos los creyentes de cualquier religión.
Les pidió que todos “cooperemos para edificar un mundo libre de violencia, un mundo que ame la vida y se desarrolle en la justicia y en la solidaridad”. Y les recordó que “la religión no debe ser jamás utilizada como motivo de conflicto”.

3. El terrorismo sólo produce dolor. En septiembre de 2015, el Papa Francisco realizó una Visita apostólica a los Estados Unidos, durante la que visitó el Memorial del 11 de septiembre. En la llamada Zona Cero, el Pontífice tuvo un encuentro interreligioso.
En su discurso, el Papa rememoró el dolor por las miles de vidas “que fueron arrebatadas en un acto insensato de destrucción”, e imaginó el “grito silencioso” de quienes sufrieron en su carne “la lógica de la violencia, del odio, de la revancha. Una lógica que lo único que puede causar es dolor, sufrimiento, destrucción, lágrimas”

4. La paz, misión conjunta de las religiones. Desde las Jornadas de oración por la paz, instituidas por Juan Pablo II en 1986 y continuadas por sus sucesores, cada años los líderes de las religiones del mundo se unen en Asís (Italia) para rezar juntos por la paz de todo el mundo.
Y lo mismo hizo Francisco, en ese mismo encuentro en la Zona Cero, delante de varios líderes religiosos. El Papa expresó su deseo de que la presencia de todos ellos, “sea un signo potente de nuestras ganas de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz y justicia en esta comunidad y a lo largo y ancho de nuestro mundo”.
El Pontífice señaló que la dimensión sobrenatural es la clave para “desterrar de nosotros los sentimientos de odio, de venganza, de rencor”, ya  que eso sólo es posible “como un don del cielo”. Por eso invitó a que cada religión, a su manera, “pero juntos”, hicieran un momento de oración para pedir ese don divino. 

Epílogo. Para que el odio no sea el protagonista de las relaciones entre las naciones, hace falta que todas las personas que han sufrido la violencia pueden perdonar de corazón y que las personas que hacen el mal cambien y pidan perdón. 
Ambas situaciones parecen humanamente casi imposibles. En ambos casos se requiere de “algo más” que buena voluntad. Por eso, invocar a Dios es una gran llave para que la paz vuelva a la sociedad, para que el odio no decida el destino del mundo.

sábado, 8 de septiembre de 2018

¿Superará la Iglesia esta crisis actual?

Año 14, número 695
Luis-Fernando Valdés

El Papa Francisco lleva la Barca de Pedro
durante la actual crisis. (Foto)
En las últimas semanas, los medios se han enfocado en las acusaciones de un cardenal hacia el Papa. Se supondría que esta dura crisis debería debilitar profundamente a la Iglesia; pero, por el contrario, la gran mayoría de obispos y de fieles han manifestado su adhesión al Pontífice. ¿Qué elementos de juicio no se están tomando en cuenta?

1. Panorama. El informe de Pennsylvania sobre abusos sexuales cometidos por clérigos desató la crisis actual. El Papa Francisco manifestó la vergüenza que esto produce en la Iglesia. Y en vísperas del viaje apostólico a Irlanda, el país que más ha resentido esta situación, el card. Viganó inculpó falsamente al Santo Padre de haber encubierto a un cardenal estadounidense acusado de abusos sexuales. 
¿Por qué la Iglesia sigue en pie? Cualquier institución, empresa o grupo social se vendría abajo después de una situación así, pues la confianza de sus miembros se perdería. Decir que es por fanatismo, no es respuesta. En cambio, todo apunta a que los factores sobrenaturales, que creemos por fe, hoy parecen tener mucho sentido.  

2. Primer factor. Los fieles católicos creemos que Jesús mismo, con su poder divino, escogió a Simón Pedro y lo nombró Roca donde se fundaría la Iglesia (Mateo 16,18). Y Jesús ahí mismo le prometió que “el poder del infierno no derrotará” a la Iglesia.
Durante una dura crisis de la Iglesia en el siglo V, afectada tanto por la herejía pelagiana como por las invasiones bárbaras, San Agustín comentaba: “La Iglesia vacilará si su fundamento vacila, pero ¿podrá vacilar Cristo? Mientras Cristo no vacile, la Iglesia no flaqueará jamás hasta el fin de los tiempos” (Comentario al Salmo 103).

3. Segundo factor. Los medios de información suelen dividir a priori a la Iglesia según categorías sociológica, sólo válidas para la política: conservadores y progresistas. De acuerdo a esta visión, la supuesta ala conservadora atacaría al Papa Francisco porque el Pontífice se estaría separando de la doctrina tradicional.
Y aquí entra el otro factor sobrenatural, que explica el crecimiento de la Iglesia en la comprensión de la doctrina, que permite exponer el Misterio de Cristo a los hombres de hoy, en continuidad con la tradición bimilenaria. Se trata de la asistencia del Espíritu Santo al Magisterio.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica que hay un crecimiento en la comprensión de la fe (cfr. n. 94). La encíclica “Lumen fidei”, preparada por Benedicto XVI y publicada por Francisco (29 jun. 2013), enseña que la luz de la fe “crece para iluminar todo el cosmos y toda la historia” (n. 48).
Por eso, el Papa Francisco ha buscado iluminar desde la fe aspectos que hoy son urgentes, como la atención a los migrantes y desplazados, la misericordia hacia los divorciados, la comprensión hacia las personas homosexuales o el cuidado de la creación. Y esto no es abandonar lo tradicional, sino iluminar lo actual desde la tradición viva de la Iglesia.

Epílogo. En general, es complicado explicar el carácter sobrenatural de la Iglesia a la opinión pública, compuesta de personas de muy diversas creencias. Sin embargo, la crisis misma por la que hoy atraviesa la Iglesia muestra que ésta está compuesta por “algo más” que la mera organización humana. 
La permanencia de la Iglesia, inexplicable para quienes no comparten la fe, para los creyentes resulta ser una manifestación de la voluntad de Cristo y de la ayuda continua del Espíritu Santo. Al final, la presencia ininterrumpida de la Iglesia es un reto a la razón y una invitación a creer.


sábado, 1 de septiembre de 2018

El agua, un derecho olvidado

Año 14, número 694
Luis-Fernando Valdés

Mientras que las noticias políticas, económicas e incluso deportivas, captan la atención de la mayoría, silenciosamente continúa la destrucción de reservas de agua, bosques y medio ambiente. La crisis ecológica debe seguir siendo noticia.

Una fuente de alegría. En el Día Mundial del Agua,
una niña juega con agua en Bagalore, India. (Foto)
1. Un Jornada por la naturaleza. El Papa Francisco ha comprometido su pontificado con la causa del cuidado del planeta, al que llama “nuestra casa común”, como podemos observar desde el hecho que eligió el nombre de Francisco, en honor del santo que amaba la creación, hasta la publicación de la primera encíclica en la historia de la Iglesia sobre la ecología, Laudato si’, cuyo título fue tomado del cántico de las creaturas de San Francisco de Asís.
Además, en 2015, el Pontífice argentino instituyó la Jornada Mundial de Oración por la Naturaleza, para pedir lo que había sugerido en la mencionada encíclica, a saber, una ecología integral que cuide de las personas y del medio ambiente. Un dato importante es que cada año esta Jornada se celebra con los ortodoxos.

2. La crisis mundial del agua. Este año la Jornada por la naturaleza tiene lugar el 1º de septiembre y coincide con la Semana Mundial del Agua 2018, llevada a cabo en Estocolmo (Suecia), del 26 al 31 de agosto, con el tema “agua, ecosistemas y desarrollo humano”.
Las cifrasde la agencia UN Water de la ONU son escalofriantes. En 2007, alrededor de 1.2 mil millones de personas, casi una quinta parte de la población mundial, vivían en zonas de escasez; y se espera que en 2025 sean 1,8 mil millones las personas que vivan en países o regiones con escasez absoluta de agua, y que dos tercios de la población mundial podría estar en condiciones de “estrés hídrico”.
A eso hay que añadir que, con el escenario actual de cambio climático, se espera que en 2030 la escasez de agua en algunos lugares áridos y semiáridos desplazará entre 24 millones y 700 millones de personas.

3. El agua como Derecho humano. La Santa Sede comparte la preocupación por esta crisis de escasez de agua potable y propone la urgencia de defender el “derecho del agua para todos”, para poder garantizar su acceso a todos los pueblos.
Así lo hizo también el Papa en un mensajeque dirigió el año pasado a los participantes en el seminario “Derecho Humano al agua”, organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias. El Pontífice expresó que esta cuestión “no es marginal, sino fundamental y muy urgente”.
Detalló Francisco en que es un tema “fundamental”, porque “donde hay agua hay vida, y entonces puede surgir y avanzar la sociedad”. Añadió que es “urgente” porque “nuestra casa común necesita protección” y advirtió que “no toda agua es vida: sólo el agua segura y de calidad”.
Además, el Papa subrayó lo que ya había escrito en Laudato si’ (n. 30): que “toda persona tiene derecho al acceso al agua potable y segura; ya que este es un derecho humano básico y una de las cuestiones nodales en el mundo actual” 

Epílogo. La crisis ecológica y especialmente la escasez de agua deberían ser siempre noticia que atrajera a la atención. Ante el acostumbramiento o la indiferencia de la opinión pública, resulta muy importante que una importante voz moral como la Iglesia remueva tanto a los ciudadanos como a las autoridades de los países, para cuidar la casa común y usar el agua con un gran sentido solidario.