Luis-Fernando Valdés
Con la renuncia de Benedicto XVI, la expectativa mundial está puesta en el Cónclave que elegirá a su sucesor. Por la gran importancia de este evento, les ofrezco hoy una descripción del proceso de elección del siguiente Papa.
“Cónclave” proviene de dos palabras latinas: “cum”: con y
“clavis”: llave. Así, etimológicamente significa “con llave”. Esta ceremonia se
celebra en la Capilla Sixtina.
El primer paso del “Rito del Cónclave” es la Misa “pro
eligiendo Papa” (‘para elegir al Papa’), que preside el Cardenal Decano. Luego
los electores, van en procesión hacia la Capilla Sixtina, que es donde se
realiza la votación. Durante la procesión recitan la Letanía de los Santos,
para pedir su protección. Y al llegar rezan una oración al Espíritu Santo para
pedirle que los ilumine.
El último Cardenal Diácono cierra la puerta de la Capilla,
por dentro, una vez que salen todos los que no deben estar adentro. De ahí
viene el nombre de “Cónclave”, pues etimológicamente significa “con llave”
(‘cum clave’, en latín).
Antes de proceder a los “escrutinios” (votaciones), se
eligen por sorteo a 9 cardenales: 3 escrutadores, 3 “infirmarii” (o ‘enfermeros’, que se encargan de
recoger los votos de aquellos Cardenales que estuvieran en cama por enfermedad)
y 3 revisores.
Entonces comienza la votación. El voto de los Cardenales
debe ser secreto. Los Cardenales votan “secundum Deum” (‘según Dios’, y no
según intereses humanos). Los electores escriben sólo un nombre de un cardenal
debajo de la frase: “Eligo in Summum Ponteficem” (‘elijo para Sumo Pontífice’).
El nuevo Pontífice es electo cuando alcanza dos tercios de
los votos de los electores. Si en el primer escrutinio no hay un ganador, se
realiza una nueva votación, y así sucesivamente hasta que uno obtenga esa “mayoría
cualificada”.
Benedicto XVI muy recientemente (22.feb.2013) dispuso que si
después de la votación 33 o 34 no hay un ganador, en las siguiente votaciones
sólo se elegirá entre los dos más votados en el precedente escrutinio. Esos dos
candidatos no pueden ya votar. En estos escrutinios también se requiere de la
mayoría cualificada de al menos dos tercios de los sufragios.
Al final de cada votación, se atan con un hilo las papeletas
y se queman en una estufa instalada para la ocasión. Se obtiene de esta manera una
“fumata nera” (‘humo negro’) cuando la votación no ha tenido éxito.
Cuando en escrutinio resulta ya elegido el nuevo Papa,
entonces las boletas se queman, junto con un químico, y producen una “fumata
bianca” (‘humo blanco’). Enseguida, el Cardenal Decano le pregunta al elegido
si acepta. Cuando éste responde de modo afirmativo, el Decano le pregunta cuál
será el nombre que escogerá.
El nuevo Pontífice es acompañado a la “Sala de las Lágrimas”,
en donde se le ayuda a vestir por primera vez los ornamentos papales: la sotana
y el roquete blancos, la mantilla y la estola rojos y el solideo blanco.
Luego, el Cardenal Protodiácono sale al balcón central de la
Basílica de San Pedro y, delante de la multitud, pronuncia la frase ritual:
“Annuntio vobis gaudium magnum. Habemus Papam”. (‘Les anuncio un gran gozo.
Tenemos Papa’).
Luego dice el nombre y apellido del Cardenal electo, así
como su nombre pontificio. Y el nuevo Romano Pontífice imparte la bendición “Urbi
et Orbi” (‘a la Ciudad y al Mundo’).
lfvaldes@gmail.com
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