domingo, 23 de enero de 2011

Migrantes en México: un problema ignorado


Luis-Fernando Valdés

Los delitos contra los migrantes que cruzan nuestro territorio han aumentado. Se exigen soluciones, pero ¿cómo se podrá poner remedio a este grave problema, si no hay un profundo cambio de mentalidad hacia los extranjeros que van de paso?
Juan Miguel Alcántara Soria (derecha)
durante su comparecencia ante legisladores
(Foto: Lucía Godínez, "El Universal"
).
El secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), Juan Manuel Alcántara Soria compareció ante diputados y senadores de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión (21.I.2011), y les informó que de 2008 a la fecha se han incrementado las llamadas “cifras negras” en torno al robo, secuestro, extorsión y homicidio en contra de los migrantes indocumentados que cruzan México para llegar a EU.
El secuestro de migrantes, dentro de las fronteras mexicanas, es una dura realidad diaria, que ha cobrado muchas vidas, y que recientemente le trajo problemas a la Cancillería nacional, pues algunos países de América Central pidieron explicaciones por la muerte de sus ciudadanos, a manos de bandas armadas que operan en nuestra frontera norte.
Sin embargo, este problema parecería ser muy ajeno a la vida de los ciudadanos. Solemos protestar con fuerza, cuando nos enteramos que algún paisano nuestro es maltratado por las autoridades migratorias de Estados Unidos, pero casi nunca elevamos la voz para denunciar que, en nuestra propia patria, los migrantes de Centro y Sur América son víctimas de violencia y abusos.
Esto nos revela un obstáculo grande que impide emprender soluciones eficaces. Se trata de la mentalidad o paradigmas que tenemos hacia la migración. Hay al menos dos paradigmas muy arraigados: ignorar el problema y no apoyar las iniciativas a favor de los migrantes.
Me llamó mucho la atención el contenido de un documento de la Santa Sede para favorecer la ayuda los migrantes, titulado “La caridad de Cristo hacia los migrantes” (1.V.2004), pues propone que la situación de estas personas sea conocida por todos los fieles católicos, y todos se vean involucrados.
Se trata de un esfuerzo para que este problema no permanezca ignorado. Esta Instrucción sostiene que “toda la Iglesia del país receptor debe sentirse involucrada y movilizada en favor de los inmigrantes” y que para eso es necesario “dar a conocer a las poblaciones autóctonas los complejos problemas de las migraciones y contrarrestar los recelos infundados y los prejuicios ofensivos hacia los extranjeros” (n. 41).
Es importante entonces que, por una parte, todos los mexicanos empecemos a tomar conciencia del problema de la migración hacia nuestro País, pues ignorarlo no lo disminuye sino lo agrava. Mientras este fenómeno social sea un conflicto sin eco en la opinión pública, los indocumentados que atraviesen nuestro territorio seguirán siendo presa fácil para los grupos delictivos.
Además, también es muy importante, fomentar que todos tomemos conciencia que las personas que van de paso hacia nuestra frontera norte requieren ayuda. Así como cada vez hay más actividades solidarias hacia los más necesitados, también es importante conocer y apoyar las iniciativas a favor de los migrantes.
La ignorancia y la indiferencia hacia la migración que pasa por nuestro territorio, de paso hacia los Estados Unidos, son seguramente dos de los más grandes retos que los mexicanos tenemos que enfrentar, para sacar adelante a nuestro País, y para poder exigir con fuerza que nuestros compatriotas sean respetados.

Correo: lfvaldes@gmail.com
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com

2 comentarios:

  1. Es que México es fariséico en su política exterior: arman un mitote por la ejecución en Texas del paisano multi-homicida, violador, narcazo, que CONFESÓ todos sus crímenes y NO mostró el menor arrepentimiento de ellos, mientras que aquí los pobres centroamericanos sufren todo lo que usted escribe. Un mínimo de congruencia ¿no?

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  2. Ah, ahí le dejé otros comentarios en sus artículos anteriores. Es que no conocía su blog, que me ha gustado mucho por su equidad y ponderación, por cierto. Felicidades.

    ¿Por qué no escribe de la "Santa Muerte", superstición que por desgracia va avanzando?

    Bueno, saludos y gracias.

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