sábado, 21 de noviembre de 2009

Matrimonio Gay ¿para qué?

Luis-Fernando Valdés

Está en la agenda de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la creación de una ley para equiparar las uniones homosexuales al matrimonio. El Diputado del PRD, David Razú, ha promovido esta reforma al Código civil local, y ha afirmado que antes de diciembre será aprobada la nueva legislación sobre “matrimonios homosexuales”. ¿Qué implicaciones tendrá está ley?
Antes que nada, es importante mencionar que existe un “Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal” (Prodehuma), que el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, calificó como “obligatorio”. La encargada del comité coordinador del Prodehuma, Jacqueline L’Hoist afirmó que esta modificación al Código civil es la primera acción de este programa. De modo que se trata de una acción bien orquestada.
El miércoles 11 de noviembre pasado, representantes de 87 organizaciones de la sociedad civil exigieron conseguir la “igualdad de derechos” que las sociedades de convivencia, aprobadas en 2006, no lograron adquirir. “No queremos más leyes especiales, queremos todos los derechos”, afirmaron. Además, sostuvieron que el reconocimiento legal les beneficia al tener acceso a la seguridad social, los derechos de tutela, de alimentación, entre otros, y que actualmente la Ley de Sociedades de Convivencia no garantiza. (www.jornada.unam.mx).
Sin embargo, estos planteamientos requieren una seria reflexión. En primer lugar, la finalidad del Derecho civil consiste en asegurar el recto desarrollo de la sociedad humana. Y como la sociedad debe su supervivencia a la familia fundada sobre el matrimonio, es necesario que la unión estable de un hombre y una mujer con el fin de la procreación, sea tutelada por las leyes. Si no se reconoce y se protege esta institución matrimonial, la sociedad misma se pone en riesgo.
Ahora bien, la unión entre personas del mismo sexo no juega ningún papel en la supervivencia de una sociedad, porque esas uniones nunca conllevan la fecundidad. De ahí que no sea necesario que la legislación deba tutelar una situación “de facto”, como la relación sostenida por personas de tendencia homosexual.
Una cosa es reconocer el hecho de la homosexualidad, pero otra muy distinta equiparar las uniones homosexuales al matrimonio. La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de tales uniones es la redefinición del matrimonio. Si se cambia la noción de matrimonio, terminarán por ser redefinidos los elementos ligados a él: la procreación y la educación. Y, en ese otro cambio, son los niños los que resultarán atropellados.
Además, las citadas organizaciones invocan el reconocimiento de un derecho y exigen eliminar la discriminación. Pero se comete una injusticia sólo cuando se le niega un reconocimiento legal o un servicio social a quien tiene derecho a ello. Por eso, no se lesiona la justicia cuando no atribuye el estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son matrimoniales, ni lo pueden ser.
Por otra parte, tampoco tiene sentido afirmar que los convivientes homosexuales dejan de recibir los beneficios que la ley da a los cónyuges. Tales beneficios son otorgados por la ley precisamente para favorecer el cuidado de la prole, la cual está ausente en las uniones homosexuales.
No hace falta dar un estatuto jurídico a ese tipo de uniones, puesto que no reconocerlas no pone en peligro el bien común de la sociedad, ni se falta a la justicia. En cambio, legalizarlas distorsionará el sentido del matrimonio, lo cual tendrá duras consecuencias sociales.

Correo: lfvaldes@gmail.com
http://columnafeyrazon.blogspot.com

4 comentarios:

  1. no creo que le matrimonio homosexual sea malo ... yo no estoy en contra rayos somos seres humanos solo eso no hayq ue etiquetarnos...

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  2. Te agradezco mucho tu comentario. Valoro mucho que hayas dedicado tiempo para leer mi artículo y para escribir tu opinión.
    Yo tampoco tengo nada contras las personas que siente inclinación homosexual, ni tampoco digo que se vayan a condenar, ni que haya dos tipos de ciudadanos, ni que los homosexuales sean los malos de la película.
    Lo que afirmo es que la institución matrimonial tiene una naturaleza propia, que nos viene dada, que no la inventamos. Y lo natural del matrimonio es la heterosexualidad: por eso, la legislación debe tutelarlo.
    En cambio, dos personas del mismo sexo pueden vivir juntas, si lo desean, pero eso no es matrimonio, a menos que se reduzca el matrimonio a hacerse compañía.
    De nuevo te agradezco mucho tu comentario, y te ofrezco seguir dialogando. Saludos

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  3. En torno a lo que la Cultura Pro Gay, está imponiendo, os invito a conocer el abundante material ( libros, artículos, videos, ...), en:

    http://www.esposiblelaesperanza.com/index.php?option=com_content&view=article&id=37&Itemid=5

    R. Nicaragua

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  4. Existe una discusión semántica en torno a la significación de las expresiones "matrimonio" y "familia" (¿debe ser hombre-mujer o entre dos "personas", debe ser con fines reproductivos, o no?). Opino que más allá de la precisión terminológica, existen prejuicios, preconstruidos imaginarios que alimentan una serie de descalificaciones: ser homosexual significa ser promiscuo; sólo la familia "nuclear-tradicional" puede ser un eje para el desarrollo adecuado de la persona, etc. Lo cierto es que existen parejas homosexuales estables y amorosas, y parejas heterosexuales (con matrimonio de por medio, incluso religioso, y "nulificado" a veces) que son efímeras. Lo cierto es que muchos niños deben crecer en un hogar sin padre o madre, o con la ausencia de ambos, o (mucho peor) sin un ambiente afectivo y de protección. No es la homosexualidad ni el matrimonio homosexual lo que atenta contra la familia "nuclear-tradicional", pues ni habrá más homosexuales porque exista este derecho a la unión legal, ni habrá menos matrimonios heterosexuales (y sus respectivas familias) por este motivo. Negarle derechos a los homosexuales es tapar el sol con un dedo y buscar equivocadamente culpables de los problemas sociales, pues ni desaparecerá la homosexualidad porque se le siga marginando a la clandestinidad social y legal, ni son los homosexuales (donde existe toda una gama de moralidades, como entre los heterosexuales) los responsables de que los valores familiares tradicionales estén en crisis.

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