Año 12, número 568
Luis-Fernando Valdés
Nuevamente
Francisco aprovechó el lavatorio de pies del Jueves Santo, para atraer la
atención sobre una crisis social: ahora fueron los refugiados africanos en
Europa. ¿El Papa utiliza los gestos religiosos para dar un mensaje político?
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Jueves Santo 2016. Papa Francisco toca "la carne de Cristo" en los refugiados. Foto: www.ahoradigital.net |
1. Los gestos de un hijo de migrantes. El
Papa argentino es hijo de migrantes italianos, por eso, migrantes y refugiados
siempre han estado en el corazón de sus preocupaciones. Desde el inicio de su
Pontificado quiso estar cercano con los refugiados, que llegan por oleadas a
Europa.
A las pocas
semanas del inicio de su Pontificado, el 1 de julio de 2013, el Papa visitó la isla
italiana de Lampedusa, lugar por el que acceden a Europa millares de migrantes
en frágiles embarcaciones. Miles de ellos han perdido la vida en este paso del
Mediterráneo.
El gesto del Papa
fue dar a conocer esta triste realidad, porque el mundo parece no enterarse de
este dolor. El Pontífice dijo en esa ocasión: “Miramos al hermano medio muerto
tirado en la calle … y seguimos nuestro camino: ‘No depende de nosotros’.”
Y denunció con
mucha fuerza: “Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto,
del compadecer, ‘padecer con’.” Y le dio un nombre a esta situación: “la
globalización de la indiferencia”. Al terminar el viaje, consciente de que era
transmitido por los medios internacionales, comentó: “Ya nadie puede decir que
no ha visto”.
2. El dolor de los refugiados. Recientemente,
alrededor de 30 mil refugiados y migrantes están aprisionados en Grecia
esperando continuar su marcha hacia el norte de Europa; y muchos de ellos, en
la frontera con Macedonia, sufren hambre y frío.
El Papa se refirió
ellos la Audiencia general del pasado miércoles 23 de marzo. Recordó que estos
migrantes y refugiados están “lejanos de su patria, en sus ojos las ruinas de
sus casas y en el corazón el miedo y, lamentablemente, en varios casos, sienten
el dolor de la perdida de sus seres queridos”.
Francisco, dejando
de lado el discurso que llevaba preparado, dijo: “ellos están allí en la
frontera porque tantos corazones y tantas puertas están cerradas. Los migrantes
de hoy que sufren la intemperie y no pueden entrar… no sienten la acogida”.
3. Lavatorio de pies a refugiados
africanos. Para tener un gesto más de solidaridad con los que han dejado
sus países y vive como refugiados, el Papa decidió celebrar el Jueves Santo, en el Centro de Acogida para
los Solicitantes de Asilo, ubicado a las afueras de Roma, donde lavó los pies a
una voluntaria y once refugiados, entre ellos tres musulmanes y un hindú.
El significado de
este gesto es religioso. Como ha dicho el Pontífice en otras ocasiones, no
podemos amar a Jesús y adorarlo, y desentendernos de la carne del hermano que
está al lado. Lo cristiano es dar acogida al necesitado; es lo opuesto a la
“indiferencia”.
El Papa Francisco
no habla de política, sino vive la religión. Como ha dicho constantemente, “tocamos
la carne de Cristo” en los que sufren, en los enfermos, en los refugiados y
migrantes. El Pontífice lleva a sus últimas consecuencias las palabras de
Jesucristo (en Mateo 25): los favores que hacemos con los más necesitados, se
los hemos hecho a Jesús mismo.
Con este gesto del
lavatorio de pies a unos refugiados, el Papa nos recuerda que la vida cristiana
consiste en amar a Dios y al prójimo como a uno mismo, especialmente si este
próximo es una persona vulnerable, necesitada de ayuda. Francisco nos sigue
abriendo los ojos para que descubramos a Dios en las personas que sufren estas
crisis sociales, ¡y hagamos algo concreto por ellos!
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