Luis-Fernando Valdés
Benedicto XVI hace su decimoctavo viaje apostólico. De nuevo a la boca del lobo. Ahora visita España, que bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ha dado un giro laicista. Ahora Dios ha quedado fuera de la vida pública del país, que antes fuera un bastión católico. ¿Tendrá algo que decir el Papa ante esta realidad?
El gran tema de este viaje es la raíz cristiana de Europa. Como es sabido el Parlamento propuso una Constitución Europea (12.I.2005), en la que se omitía el origen cristiano de ese continente. Aunque el proyecto fracasó, porque no todas las naciones de la Comunidad europea la aceptaron, sí quedó presente el laicismo imperante, que rechaza las raíces cristianas del Viejo Mundo.
Ayer sábado (6 de noviembre), Benedicto XVI realizó una visita relámpago a Santiago de Compostela, con motivo del Año Santo compostelano. La fecha y el lugar son muy significativas del mensaje papal: ahí mismo, hace justo 18 años, Juan Pablo II pronunció su famosa frase “Europa, sé tu misma”, para reafirmar el origen cristiano de Europa. Ahora, el Papa Ratzinger, en la homilía en la explanada de la Plaza del Obradoiro, manifestó con fuerza que “Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo”.
Ironías de la vida. En esta sala de los Museos Capitolinos de Roma, teniendo como fondo la estatua de un Papa, se aprobó el proyecto de Constitución Europea, la cual omite cualquier referencia a sus raíces cristianas.
La clave del laicismo no está en la “aconfesionalidad” del Estado, como argumentan los políticos de la izquierda de española. A nombre de esta “neutralidad”, se ha expulsado a Dios de la vida civil y académica. Más bien, el meollo del laicismo consiste en concebir a Dios como adversario del ser humano, al que tendría sometido.
Refiriéndose a esta situación, el Santo Padre explicó que “es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad”, porque, en realidad, “Dios es el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de nuestra libertad; no su oponente”. Entonces, “¿cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana?”, preguntó.
Con gran audacia, el Papa pidió revertir esta tendencia laicista: el Viejo Continente “ha de trabajar con su gracia (de Dios) por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones: además de la bíblica, fundamental en este orden, también las de época clásica, medieval y moderna, de las que nacieron las grandes creaciones filosóficas y literarias, culturales y sociales de Europa”.
El laicismo no es una mera cuestión de preferencias políticas. Arrojar a Dios de la vida pública tiene consecuencias negativas, porque entonces el fuerte somete al débil. Por eso, el Romano Pontífice quiso advertir a Europa sobre el peligro de vivir a espaldas de Dios.
“Dejadme que proclame desde aquí la gloria del hombre, que advierta de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riquezas originarios, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres”. Y advirtió que “no se puede dar culto a Dios sin velar por el hombre su hijo y no se sirve al hombre sin preguntarse por quién es su Padre y responderle a la pregunta por él”.
Al defender las raíces cristianas de Europa, el Papa no sólo hace justicia a los hechos históricos, sino que ante todo, está defendiendo la dignidad de cada hombre. La experiencia de los régimenes ateos (el nacismo, del comunismo ruso y del comunismo chino) son una muestra clara de que sin referencia a Dios, el hombre aplasta al hombre. Por eso, Benedicto XVI es –hoy por hoy– el mejor defensor del hombre.
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Video sobre esta homilía de Benedicto XVI:
LAS RAICES CRISTIANAS DE EUROPA LAICA: En las provincias greco romanas, el cristianismo se inició como un movimiento laico: La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideía griega, que tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). El apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). A partir de entonces, los pueblos helénicos tomando a Cristo como ejemplo de lo que es la trascendencia humana, lo siguieron no como Dios, sino como hombre, a fin de alcanzar los fines de la paideia (la supra humanidad); por ello lucharon por helenizar el cristianismo estructurando la fe conforme a la razón. Tarea a la que se avocaron: San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría (utilizando el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,),. Lo cual propició el choque entre culturas ante la oposición radical e intransigente de los príncipes de la sinagoga al uso de la razón en cuestiones sagradas tendente a evitar que se helenizara el cristianismo para evitar que se criticara el profetismo judío y mantenerlo sujeto a la Sinagoga. Desde entonces el talón de Aquiles de la doctrina de la Iglesia ha sido el profetismo judío y el fideísmo bíblico, al abrogar la enseñanza sobre el uso de la razón en cuestiones de fe que Cristo había revelado metafóricamente al ciego de nacimiento (Jn IX, 39), para hacer un juicio justo de nuestras creencias a fin de encontrar la verdad que nos liberara de las falsas certezas de la fe que nos mantienen ciegos__ Provocando en los pueblos cristianos la estulticia generalizada y la entronización del oscurantismo, al olvidar las raíces helenistas de nuestra cultura; lo cual ha convertido las Iglesias en sinagogas, los sacerdotes en rabinos, los cristianos en siervos del gobierno mundial judío, y el judeo cristianismo en religión basura. Así el movimiento cristiano dejó de ser laico y dejó de perseguir los fines últimos de la educación en la paideía; y por ello, no hemos alcanzado la sociedad perfecta ni la trascendencia humana. P Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Ed. Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD
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